Sábado 2 de octubre de 2021. Santos Ángeles Custodios

Evangelio del día de hoy

El Señor esté con ustedes
Y con tu espíritu
Del santo Evangelio según san Mateo
Gloria a ti, Señor
18, 1-5. 10

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.

 
Reflexión para el sábado 2 de octubre de 2021. Santos Ángeles Custodios

Reflexión para el sábado 2 de octubre de 2021. Santos Ángeles Custodios

Hallamos en la primera lectura, , el lamento de Jerusalén sobre sus hijos. Y en él destaca este párrafo:

«así como un día se empeñaron en alejarse de Dios, así vuélvanse ahora a él y búsquenlo con mucho mayor empeño».

(Baruc 4, 5-12. 27-28)

Hay una expresión que a menudo usamos: «yo puedo». Yo puedo esto o lo otro; yo puedo retirarme o yo puedo regresar e ir al encuentro de Dios.

Este poder del yo puedo es frágil y en muchas ocasiones se pone a temblar; por eso, no le otorguemos una confianza ciega; tal yo puedo no es artificial. Es humano, y en éste, no olvidemos, se invierte la debilidad en fuerza. «“Te basta mi gracia —dice el Señor a Pablo— pues mi poder se muestra en la debilidad”» (2 Cor 12, 9). «“Quienes buscan a Dios —afianza el salmista (Salmo 68)— tendrán más ánimo».

Tendrán más ánimo, esto es, no nos convertimos en rehenes de Dios o en una servidumbre paralizadora. Más bien, Él garantiza nuestra cabal independencia; y caminamos en ella cuando mantenemos el brío de reconocerle y hallarnos en él. «“¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”» Preguntan los discípulos a Jesús. Él pide cambio y hacernos como los niños, para entrar en el Reino de los cielos.

¿Qué nos falta hoy?

Y esto alienta a la pregunta, ¿qué nos falta hoy? Lo que nos queda por hacer cuando ya ha empezado a ser hecho; en efecto, el profeta Baruc indica, «búsquenlo con mucho mayor empeño». Como los niños, pues, observamos que el niño comparte lo inconmensurable de una manera sencillamente equitativa y modesta, marcada con la inocencia. Ésta no es una apuesta imposible ni tampoco simplona, incauta, porque el cambio, la conversión, concluirían en una escueta imaginación; por eso, anotamos, el yo puedo no es artificial. La inocencia no es presunción.

El crédito de la misma no radica en que nos comportemos en esta tierra seráficamente, como si buscásemos una medida calculable, sino en que seamos los autores, entre los tropiezos y aciertos, de nuestro sincero adelanto. «El Señor —reitera el salmista— jamás desoye al pobre»; y Cristo, «“[…] quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos”». Estas nociones bíblicas, junto a lo antes expuesto, sin demora alguna, nos trasportan a la parábola del fariseo que se auto-justifica reprobando al otro, y el publicano que honradamente ausculta su corazón y clama perdón por su pecado (Cfr. Lc 18, 9-14). Experiencias que nos definen la distancia o la proximidad a Cristo. En fin, concluimos con este interrogante, ¿hasta ahora cuál de esas acciones ha influido más en nuestras vidas?

La fiesta de los Santos Ángeles Custodios

La fiesta de los Santos Ángeles Custodios, celebrada hoy, fue instituida por el papa Clemente X en 1608. San Bernardo, en el año 1010, explicó que los cristianos veneran la asistencia de los ángeles de la guarda, compensan sus favores y cuentan con su ayuda. Nuestra Señora de los Ángeles, nos socorra en nuestras pequeñas o grandes batallas cotidianas. Dios nos otorgue la bendición de nuestros hogares. Amén.

Pbro. Horacio R. Carrero C.

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