Quiero escribir unas cortas letras referente a la Navidad y al año que se va.
Sé que cientos de personas me leen desde fuera de las fronteras venezolanas y otras tantas desde adentro.
Escribo desde el corazón, también desde lo que Dios me pide contrastado con el Evangelio.
Dios se hace carne
Dios se hace carne. Ése Dios sin rostro del Antiguo Testamento y que se manifestó por la voz de los profetas y por medio de los acontecimientos históricos ha tomado figura humana.
Yahvé se inmiscuye en la realidad que no ha abandonado desde que la creó, y en un nuevo y reiterado acto de amor se inmiscuye en el mundo en la persona del Hijo.
Hacerse Carne es hacerse presente, es tomar concreciones culturales, lenguaje, condicionamientos y limitaciones propia de la humanidad.
La Sociedad Injusta de Israel
¿Cómo esperaba Israel al Mesias?- Como un poderoso guerrero, como un armado caballero que llegaría a restituir el "Imperio de David". Nada más alejado de la realidad.
Dios tenía otro plan. El de restituir al ser humano no desde la potestad de un caballero armado, o de un general con legiones de ejércitos luchando contra el Imperio Romano, sino desde abajo, desde la simpleza de una familia pobre y un niño en pañales.
Jesús vive en una sociedad injusta. Injusta porque las clases dominantes habían oprimido a los Pobres de Yahvé, el culto del Templo había convertido la religión en una Cueva de Ladrones. También, la interpretación farisea de la rigidez de la ley había cercenado la posibilidad de acercamiento a Dios a un sinfín de pobres, enfermos y pecadores.
La injusta sociedad Venezolana
Venezuela dista mucho de ser una sociedad justa.
La repartición justa de la riqueza no ha sido sino un slogan publicitario tomado por unos para acceder al poder y a las cuentas bancarias.
Cada vez más pobreza, cada vez más opresión. Promesas incumplidas de Mesías humanos, terminaron siendo desaliento y desilusión.
2019 un año de profunda oscuridad
2019 fue un año de profunda oscuridad para Venezuela. Torturas, desapariciones, exterminio de grupos indígenas, días sin electricidad, desnutrición y desaparición de las medicinas.
También llenaron de tristeza las noticias de corrupción con la Ayuda Humanitaria dirigida por los pobres tanto por parte de la Oposición como por parte de la Dictadura.
El sufrimiento de una María que no tiene donde alojar a su hijo a punto de venir al mundo. ¿Cómo no darle hospedaje al redentor?¿Por qué negarle posada al Dios hecho carne? El plan de redención se gestó con mucho sufrimiento por parte de los elegidos.
También un año de luz
Pero también un año lleno de luz. Un año donde nos dimos cuenta que necesitamos unos de otros para poder sobrevivir porque Papá Estado ha fallado en el cumplimiento de sus obligaciones, hasta las más mínimas.
Un año donde se ha incrementado la solidaridad de unos con otros, las ollas solidarias se multiplican sin cesar, los comedores populares, personas que por su propia iniciativa van a llevar una arepa al hospital, o a un vecino. Gestos de amor y misericordia se multiplican también, porque donde hay más oscuridad florece también la luz.
Meditemos sobre Jesús en el pesebre, pobre, sin fuerzas, dependiente de María y de José. Allí se gesta el misterioso plan de Dios.
Jesús en el pesebre es un grito de esperanza, es un grito del pobre, del enfermo, del anciano, del torturado, del desaparecido. El poder terranal no tiene la palabra definitiva porque los hilos de la historia los tiene Dios, él hará justicia a los oprimidos.
Jesús en el pesebre nos recuerda que Dios nos ama mucho, y que lo que ahora sembramos con lágrimas mañana cosecharemos con gritos de alegría.
El día de nochebuena es el momento propicio para adorar a Jesús. Él es el único soberano y rey. Para culminar les invito a meditar el Magnificat
El Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque se ha fijado en su humilde esclava.
Pues, mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho tanto por mí:
Él es santo y su misericordia llega a sus fieles
generación tras generación.
Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los soberbios,
derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide de vacío.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose,
como lo había prometido a nuestros padres, de la misericordia
en favor de Abrahán y su descendencia, por siempre.
Lc. 1, 46-55
Dios puede restituir nuestra realidad, no perdamos la esperanza en un futuro mejor.
Dios te bendiga.
Padre José Toro
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Hermosa reflexión. La esperanza no nos puede abandonar... Y menos ahora. Feliz Navidad. Un abrazo grande
2 Comentarios
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