La Arquidiócesis de Mérida y el Seminario San Buenaventura en el marco de la celebración del I Centenario de la Arquidiócesis de Mérida realizaron una Solemne Eucaristía, este domingo 21 de mayo, Día de la Ascensión del Señor, en la Catedral Basílica Menor “Inmaculada Concepción” para admitir a las Sagradas Órdenes e instituir los Ministerios del Lectorado y Acolitado a varios seminaristas.
Mons. Helizandro Terán Bermúdez Arzobispo Metropolitano de Mérida junto a los Presbíteros Julio César León Rector del Seminario y José Gregorio Méndez, presidieron esta importante ceremonia que es el fruto de un grupo de seminaristas que culminan una importante etapa en su proceso de formación sacerdotal.
A las Sagradas Órdenes fueron admitidos los seminaristas Leonardo José Guerrero Rojas, Johan Manuel Molina Rodríguez y Geferson Alfonso Josa Molina.
Recibieron el Ministerio del Lectorado los seminaristas Jorge Onerge Rojas Contreras, Luis José Ubán Puentes y José Alexander Ramírez Ramírez, el seminarista Leonardo Arellano Ramírez recibió el Acolitado.
El Arzobispo Metropolitano habló primero sobre la importancia de la Ascensión del Señor, fiesta que se celebra este domingo, dijo que la Ascensión del Señor es una Solemnidad, como lo indica San Agustín, que sustenta nuestra esperanza como cristianos.
También afirmó Mons. Helizandro Terán que nos alegramos también porque varios seminaristas fueron admitidos a las Sagradas Órdenes y a los Ministerios del Lectorado y Acolitado.
Dijo que los admitidos a las Sagradas Órdenes habían iniciado un camino de una experiencia de Dios que los ha llamado a descubrir el llamado de Dios a la vida sacerdotal, y esa misión a la que el Señor les convoca es a la promoción y construcción de su Reino.
A los seminaristas que recibieron el Ministerio del Lectorado les dijo que quien quiera predicar, como lo dijo el Papa Francisco, primero debe estar dispuesto a dejarse conmover por la Palabra y hacerla carne en su existencia concreta.
Y a quien recibió el Ministerio del Acolitado, Mons. Helizandro Terán de dijo, ser Acólito implica convertirse a si mismo en una ofrenda viva para Dios en Cristo su hijo, espiritualidad profunda que se debe vivir en la acción litúrgica.
Un grupo de sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, familiares y amigos acompañaron esta celebración que forma parte de la formación integral que reciben los seminaristas, no para sí, sino para que puedan ser servidores como futuros sacerdotes, auténticos discípulos del Señor.
Freddy Criollo Villalobos
Oficina de Prensa
Arquidiócesis de Mérida
21/05/23
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