San Justino Mártir

San Justino Mártir
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Justino Mártir o Justino el filósofo, es uno de los santos venerados por la Iglesia Católica y también uno de los primeros apologistas griegos que han defendido la fe cristiana. Su nacimiento data entre 100 y 114 d. C, en Flavia Neapolis, en Siria.

Parte de su vida fue pagano, de origen griego, al igual que toda su familia, recibió una excelente educación en filosofía, literatura e historia. Dedicó su vida al saber y a la búsqueda de la verdad, y en medio de ese querer se introdujo y luego se convirtió al cristianismo, ya que consideró que era la verdadera filosofía.

Cristo, la verdad eterna

En su libro titulado Diálogo con el rabino Trifó, escrito en los años 159  y 16 d. C, Justino relata como viajó y estudió para encontrar la verdad, también explica la razón por la cual quedó decepcionado de muchas creencias filosóficas, tales como:  estoica, peripatética, pitagórica y platónica. No se sabe la fecha de su conversión al cristianismo, pero él mismo expuso que al encontrar la verdad que Jesús vino a contar al mundo "se encendió en mi alma un fuego súbito y quedé presa del amor hacia los profetas, hacia estos amigos del Cristo... y encontré que esta filosofía era la única segura y útil" confirmando así su amor y fidelidad a la “verdadera filosofía”.

Apologías

Ya siendo cristiano, y más importante aún, un convencido predicador de la Palabra y enseñanzas de Jesús, escribió dos apologías que explican cómo era visto el cristianismo en tiempos de los emperadores Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio, así como los cultos que hacían para conmemorar a Cristo, los ritos litúrgicos, administración de la eucaristía, bautismo y demás sacramentos. En estas apologías Justino presenta al Logos como el verbo eterno, la razón creadora, esa fuerza racional del universo y se le compara como la “chispa” que da vida al hombre.

La primera de las apologías fue dirigida a las autoridades romanas, mientras que la segunda estuvo dirigida al emperador Marco Aurelio y le acusó de perseguir a los cristianos no por cometer crimen alguno, si no por ser simplemente fieles a Rey de Reyes.

“Nos llaman ateos; y, si de esos supuestos dioses se trata, confesamos ser ateos; pero no respecto del Dios verdaderísimo… A Él y al Hijo, que de Él vino y nos enseñó todo esto, y al ejército de los otros ángeles buenos que le siguen y le son semejantes, y al Espíritu Profético, les damos culto y adoramos, honrándolos con razón y verdad” Primera Apología, capítulo VI.

Semilla de la verdad

En 138, llegado a Roma, funda su escuela de filosofía cristiana para enseñar lo que él denominaba como la “Semilla de la Verdad”. Por enseñar una religión que iba en contra de lo estipulado por el imperio, Justino fue denunciado por Crescencio, un filósofo que estaba en contra de las acciones de Justino, y también amigo de Marco Aurelio. Luego de ser presentado ante el emperador y el prefecto de la urbe, fue condenado a muerte por el solo delito de confesar su fe en Dios Padre y Dios Hijo. Su discípulo Taciano dejó escrito que fue decapitado en Roma en el año 165 junto a otros cristianos.

Justino se convirtió en mártir de la iglesia por decreto de Benedicto XVI y pasó a considerarse "el más importante entre los Padres apologistas del siglo segundo", su festividad se celebra el primero de junio de todos los años.

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