Moniciones y Lecturas para todos los Domingos del Ciclo C - 2022

Moniciones y Lecturas Domingo de Resurrección - 17 de Abril del 2022 - Ciclo C

Tips Litúrgicos del día

Contenido de este artículo

Blanco // DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR: DÍA DE PASCUA; solemnidad // Misa del día, Gloria, Secuencia (obligatoria, OGMR 64), Credo, prefacio de Pascua I. // Se prohíben otras celebraciones, incluso la Misa exequial. // Embolismos propios en las Plegarias Eucarísticas I, II y III. // 1ª Lectura: Hch 10,34a.37-43; Salmo: Sal 117; 2ª Lectura: Col 3,1-4 o bien 1Cor 5,6b-8; Evangelio: Jn 20,1-9 o bien, en la tarde, Lc 24,13-35.
Despedida con el doble “Aleluya”.
LITURGIA DE LAS HORAS: de la solemnidad.
*Hoy, la celebración solemne de la Vigilia Pascual reemplaza el Oficio de Lectura.
*Durante la Octava de Pascua se dicen las Completas del domingo, alternando las de después de las I Vísperas con las de después de las II Vísperas. Además, en lugar del responsorio breve, se dice la antífona “Éste es el día”.

MONICIÓN DE ENTRADA

Sean bienvenidos, hermanos y amigos. Hoy es Domingo de Resurrección, primer domingo entre todos los domingos del año. La Liturgia de la Palabra de hoy nos trae este acontecimiento único: el Vía Crucis de Cristo no terminó en un sepulcro lleno sino en una tumba vacía que nos grita: “No está aquí. ¡Ha resucitado!” Y todo ha resucitado con Él: sus palabras, sus promesas, sus parábolas, sus milagros, sus bienaventuranzas... Nosotros somos testigos de ello. A partir de ahora nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 

Pongámonos de pie y celebremos con gozo de Pascua esta Eucaristía.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Hechos 10,34.37-43)

Ustedes saben que mataron a Jesús, el que pasó por la vida haciendo el bien a todos. Pues bien: prepárense, porque Pedro nos va a contar algo asombroso que ocurrió.  Escuchemos...

Primera Lectura Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

Hermanos: Ustedes conocen lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL Sal 117

Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. 

Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.

La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho
ha sido un milagro patente.

MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Colosenses  3,1-4)

Cristo no resucitó solo: todo ha resucitado con Cristo. También nosotros. Hemos resucitado con Cristo. Escuchemos a Pablo...

Segunda Lectura Colosenses 3,1-4

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 

Hermanos:

Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque han muerto; y la vida de ustedes está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también ustedes aparecerán, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios

MONICIÓN EVANGELIO (Juan 20,1-9)

(mañana) Sólo quien ama puede comprender las señales del amado. Sólo quien ama puede creer en la resurrección. Pongámonos de pie y escuchemos al discípulo  que “vio y creyó”.

(tarde) Aunque sus corazones se incendiaban de alegría al escucharlo, estos discípulos no reconocieron al Resucitado ni por su voz ni por sus palabras, sino por un simple gesto: lo reconocieron al partir el pan. Abramos los oídos, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.

Evangelio San Juan 20,1-9. (Mañana)

Lectura del santo Evangelio según San Juan 

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:

-Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo: pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor

Evangelio: Lucas 24,13-55 (Tarde)

+ Proclamación del Santo Evangelio según san Lucas 

El mismo día de la resurrección iban dos de los discípulos a un pueblo llamado Emaús, que distaba unos once kilómetros de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 

Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;  pero sus ojos estaban velados para que no le conocieran.
El les dijo: 

«¿De qué discuten entre ustedes mientras van caminando?» 

Ellos se pararon con aire entristecido. 

Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»

El les dijo: 

«¿Qué cosas?» 

Ellos le dijeron: 

«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;  cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,  y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»

El les dijo: 

«¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!  ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»
Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y se está haciendo de noche.» 

Y entró a quedarse con ellos.

 Y sucedió que, cuando se sentó a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 

Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: 

«¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.                 Palabra del Señor

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