Evangelio y lecturas de hoy Viernes 02 de Febrero de 2024 - Fiesta de la presentación del Señor - Virgen de la Candelaria



Tips litúrgicos para el Día de hoy

Contenido de este artículo

Blanco // LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR; fiesta // Misa de la fiesta, Gloria, lecturas propias, prefacio propio. // Se prohíben las Misas de difuntos, excepto la exequial. // 1ª Lectura: Ml 3,1-4 o Hb 2,14-18;
Salmo: Sal 23; Evangelio: Lc 2,22-40 (o bien más breve Lc 2,22-32).
LITURGIA DE LAS HORAS: de la fiesta.


Observaciones:

  1. Las candelas pueden ser bendecidas con procesión o entrada solemne. Se encienden las candelas desde el principio, mientras se canta la
    antífona “Nuestro Señor vendrá con gran poder…”, u otro cántico
    apropiado.
  2. En la procesión el sacerdote puede usar capa pluvial o casulla.
  3. Al entrar en la iglesia o en el presbiterio se canta el introito de la Misa,
    se omite el saludo y el acto penitencial. Sigue el himno del Gloria y la
    oración colecta.

MONICIÓN DE ENTRADA

La Iglesia conmemora hoy la Presentación del Niño en el Templo, cuando Simeón, lleno del Espíritu Santo, reconoce en Jesús la salvación, la luz del mundo. Ya no caminamos a ciegas. Es la Fiesta de la Luz, la fiesta de la Candelaria. La Liturgia de la Palabra nos habla de la purificación necesaria para que la luz de Dios resplandezca. Sólo los humildes se abren al amor, se someten a la purificación y reconocen en Jesús la luz definitiva, la salvación. Llenos de alegría, pongámonos de pie y abramos los ojos y el corazón a la Presencia del Resucitado aquí y ahora entre nosotros.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Malaquías 3,1-4)

El Profeta anuncia que pronto llegará el Rey de la Alianza, que va a purificar nuestro amor para que seamos una ofrenda agradable a Dios. Escuchemos con atención. 

PRIMERA LECTURA

Entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4

Así dice el Señor:

«Mirad, yo envío a mi mensajero,
para que prepare el camino ante mí.

De pronto entrará en el santuario
el Señor a quien vosotros buscáis,
el mensajero de la alianza que vosotros deseáis.

Miradlo entrar
—dice el Señor de los ejércitos—.

¿Quién podrá resistir el día de su venida?,
¿quién quedará en pie cuando aparezca?

Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero:
se sentará como un fundidor que refina la plata,

como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví,
y presentarán al Señor la ofrenda como es debido.

Entonces agradará al Señor
la ofrenda de Judá y de Jerusalén,
como en los días pasados, como en los años antiguos».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 23, 7. 8. 9. 10 (R.: 10b)

R. El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

—¿Quién es ese Rey de la gloria?
—El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

—¿Quién es ese Rey de la gloria?
—El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R.

MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Hebreos, 2,14-18)

En vez de un personaje grandioso, el mensajero de Dios resulta ser un niñito indefenso que se transforma en un adulto rechazado y crucificado. Entregando su vida por amor, nos introduce en la verdadera relación de amor con Dios.  Escuchemos.

SEGUNDA LECTURA

Tenía que parecerse en todo a sus hermanos

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 14-18

Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el, poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos.

Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.

Palabra de Dios.

MONICIÓN EVANGELIO (Lucas 2,30-32)

Lucas hace hincapié en que Dios se manifiesta en los humildes porque sólo ellos son capaces de abrirse al amor, el valor divino por excelencia. Abramos los oídos, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger la Palabra. 

EVANGELIO

Mis ojos han visto a tu Salvador

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

—«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

—«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor.

O bien más breve:

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-32

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

—«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Palabra del Señor.

Oración de los Fieles (Peticiones)

  1. Que en el Día de la Presentación del Señor, experimentemos la paz divina en todo el mundo. Oremos por la compasión y la armonía entre todas las naciones.
  2. Encomendamos a la Virgen de la Candelaria la protección y fortaleza de todas las familias. Que el amor y la unidad prevalezcan en los hogares.
  3. Recordemos en nuestras oraciones a los enfermos. Pedimos a la Virgen de la Candelaria que extienda su manto de curación sobre ellos, brindándoles fortaleza y consuelo.
  4. Elevamos nuestras peticiones para la prosperidad y bienestar en este día de celebración. Que Dios derrame bendiciones en todas las áreas de nuestras vidas.
  5. Oremos por la solidaridad y generosidad hacia los necesitados, siguiendo el ejemplo de la Virgen de la Candelaria.
  6. Que este día fortalezca la unidad en la fe entre todos los creyentes. Que compartamos la luz de la Candelaria como símbolo de nuestra fe común.
  7. Elevamos nuestras plegarias por sacerdotes y religiosos, para que guíen a sus comunidades con sabiduría y devoción.
  8. Encomendamos a la Virgen de la Candelaria la protección de todos los niños. Que cada niño sea guiado por la luz divina en su crecimiento y desarrollo.

Oración de Acción de Gracias

Dios misericordioso y amoroso, en este Día de la Presentación del Señor, nos reunimos con corazones llenos de gratitud para agradecerte por tus innumerables bendiciones. Te damos gracias por:

  • La luz divina que nos guía en nuestro caminar diario, iluminando nuestro camino con sabiduría y discernimiento.
  • La protección y fortaleza que nos brindas, permitiéndonos enfrentar los desafíos con valentía y fe.
  • El don de la familia, donde encontramos amor, apoyo y unidad, reflejando la belleza de tu amor en nuestras vidas.
  • La salud y bienestar que nos concedes, reconociendo que cada día es un regalo precioso de tu gracia.
  • La oportunidad de compartir nuestra generosidad con los demás, siguiendo el ejemplo de la Virgen de la Candelaria en su servicio a los necesitados.
  • La fe que nos une como comunidad, permitiéndonos crecer juntos en tu amor y comprensión.

Padre celestial, te agradecemos por la vida de la Virgen de la Candelaria y su ejemplo de humildad, caridad y devoción. Que podamos seguir su camino de servicio y amor hacia los demás.

Te pedimos que continúes bendiciéndonos, guiándonos y llenando nuestros corazones de gratitud. Que en este día de acción de gracias, nuestra adoración y agradecimiento lleguen a ti como un suave aroma, aceptado en tu presencia.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


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