Oración del Credo – Credo de los apóstoles – Credo Niceno-constantinopolitano

Padre Jose Luis Toro
Oración del Credo
Oración del Credo

El Credo es la profesión y declaración de la fe de los católicos. El Credo más conocido es el de los apóstoles, también se le llama Credo corto, es el más usado en las celebraciones eucarísticas.

El Credo Niceno-constantinopolitano fue creado en el siglo V, pero fue introducido en la liturgia católica en el año 589 por decisión del tercer Concilio Ecuménico en Toledo, sin ser aceptada en Roma. Es en el año 1014 cuando, a petición del rey Enrique II, el papa Benedicto VIII usó el Credo formalizando su uso para los ritos romanos.

Por su parte, el llamado Credo de los Apóstoles es considerado como el resumen fiel de la fe de los discípulos de Jesús. «Es el símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los Apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común.» San Ambrosio. 

Credo de los apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos; el perdón de los pecados, la resurrección de la carne; y la vida eterna. Amén

Credo Niceno-constantinopolitano

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que, por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Oración al Espíritu Santo del Cardenal Verdier  

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