Beata María de San José - HACE 27 AÑOS SE ABRIÓ EL SANTORAL VENEZOLANO

Beata María de San José

HACE 27 AÑOS SE ABRIÓ EL SANTORAL VENEZOLANO

Hoy 7 de mayo recordamos con gozo aquellas imágenes de la Plaza San Pedro de Roma, llena de banderitas de Venezuela, que se elevaban gozosas a Dios en una acción de gracias, por regalarnos la primera beata Venezolana. Un hecho grande, sin precedentes, que llenó a nuestra patria de júbilo y de un gozo espiritual indescriptible. Para la gloria de Dios, la santidad venezolana sigue dando sus frutos con los siguientes tres beatos: Candelaria de San José, Madre Carmen Rendiles y el Dr. José Gregorio Hernández, por quien oraba diariamente nuestra Madre María de San José, en privado y en comunidad, para que Dios le concediera el ser elevado al honor de los altares.

En aquella humanidad, de 1.45cm de estatura, se fraguó silente y humilde, la fortaleza de una mujer santa y mística que hoy sigue siendo ejemplo de santidad para todos. Deseó y trabajó durante 92 años de existencia por alcanzar la santidad, en el servicio a los pobres y desvalidos. “Quiero ser santa, pero santa de verdad” – escribía en sus apuntes espirituales y a ello animaba contantemente a sus hijas Agustinas Recoletas: “¡Adelante y siempre adelante, amadas hijas! No olviden que esta tierra es para trabajar y el cielo para descansar y gozar eternamente; que las cosas por grandes que sean, son nada en comparación de la eternidad feliz que nos espera; que el mundo, aunque mucho ofrezca, nada puede dar.”

Desde niña amó ardientemente a Jesús Eucaristía, y a Él se consagra el día de su primera comunión, a sus 13 años de edad. Ejerció una caridad desinteresada con todo aquel que precisara de sí, ya fuera en alimentos, medicinas, un consejo, compañía, educación, atención, acogida, oración, etc. Ella es la mujer que siente como suyo el dolor del hermano y movida a compasión, no teme acercarse, abre su corazón, se compadece, ayuda.

Por amor a Dios y a los pobres, la Madre María actúa sin medida, desde lo escondido, sin pretensiones de protagonizar, sin publicidad, sin anhelar los reconocimientos de este mundo, de los cuales huye a toda costa. Va dando respuestas, paso a paso con la mirada y el corazón puestos en el rostro del hermano necesitado, donde ella vislumbra a Jesús sufriente. Ama sin reservas, sin esperar a cambio, sin fronteras, en libertad.

Dotada de un carácter firme, de temple recio y decidido, no dudó en enfrentar las grandes pruebas y dificultades que Dios permitía para moldear su espíritu “demasiado sensible” como ella misma lo refería en su diario espiritual. Finura y talle espiritual de mística, aunado a una fortaleza de mujer aguerrida y tenaz, que no le teme a los infortunios, calumnias e incomprensiones, con tal de llevar adelante la obra Dios, previamente orada y discernida.

Su gran amor: Jesús Eucaristía… su ferviente anhelo: el cielo… su camino a seguir: la cruz de Cristo. Su empeño: una caridad sin límites hacia los “desechados de todos”… su compañera y confidente: María Santísima, de quien no sólo toma su nombre religioso, sino a quien procura imitar en sus virtudes.

Por su imaginación jamás pasó la inhóspita posibilidad de ser la primera venezolana a la que se le confiriera el título de beata. Hoy celebramos el 27 aniversario de aquel momento que cambió la historia de nuestra Venezuela católica y que hasta hoy tiene sus frutos, por contar no sólo con una fiel intercesora, sino con un modelo humano y espiritual, digno de imitar en nuestro seguimiento a Cristo Jesús hoy.

Beata María de San José, bendícenos y acompáñanos, siempre!

Hna. Gracelia Molina, arcj
07/05/22

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