
- Novena de San José para Descargar en PDF
- Oración inicial (repetir cada día):
- Día 1: San José, modelo de fe y obediencia
- Día 2: San José, protector de la Sagrada Familia
- Día 3: San José, modelo de silencio y humildad
- Día 4: San José, patrono de los trabajadores
- Día 5: San José, ejemplo de paternidad responsable
- Día 6: San José, sostén en las dificultades
- Día 7: San José, patrono de la buena muerte
- Día 8: San José, intercesor de las familias
- Día 9: San José, luz para seguir a Cristo
- Oración final extendida (para todos los días):
- Ideas adicionales para profundizar

Novena de San José para Descargar en PDF
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Oración inicial (repetir cada día):
Oh, glorioso San José, fiel custodio de Jesús y casto esposo de María, que conociste las alegrías y los sufrimientos de la Sagrada Familia, intercede por nosotros ante tu Hijo adoptivo. Ayúdanos a confiar en la voluntad de Dios y a vivir con humildad y amor. Amén.
Estructura diaria completa
Cada día incluirá:
- Tema
- Lectura bíblica (texto completo).
- Reflexión
- Petición específica
- Acción concreta
- Oración final
Día 1: San José, modelo de fe y obediencia
Lectura (Mateo 1:18-24):
«El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida con José, pero antes de unirse como esposos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a vergüenza pública, decidió divorciarse de ella en secreto. Mientras pensaba en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel” (que significa “Dios con nosotros”). Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa».
Reflexion: San José enfrentó una situación que desafiaba su comprensión humana: María, su prometida, estaba embarazada sin explicación aparente. En la cultura judía, esto implicaba un escándalo público e incluso la muerte por lapidación (Deuteronomio 22:20-21). Sin embargo, José eligió la misericordia: decidió repudiarla en secreto para proteger su dignidad. Pero Dios lo llamó a ir más allá: a confiar en lo invisible.
El ángel le reveló en sueños que María concibió por obra del Espíritu Santo. José no dudó: obedeció inmediatamente, aunque eso significara asumir una paternidad que no era biológica, enfrentar el rechazo social y cargar con el misterio de Dios. ¿Cuántas veces nos resistimos a los planes de Dios por miedo al qué dirán o a lo desconocido? San José nos enseña que la verdadera fe no busca respuestas, sino que se abraza a la Providencia. Como decía Santa Teresa de Ávila: «Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta».
Pregunta para el corazón:
¿En qué situación actual estoy llamado a actuar con fe, incluso si no comprendo completamente el plan de Dios?
Petición específica: «San José, ayúdame a discernir la voluntad de Dios en mis decisiones difíciles».
Acción concreta: Escribe una situación donde necesites confiar más en Dios y ora por ella.
Oración final: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Día 2: San José, protector de la Sagrada Familia
Lectura (Mateo 2:13-15):
«Después de que los sabios partieron, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y partió a Egipto aquella misma noche. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”».
Reflexion: La huida a Egipto (Mateo 2:13-15) muestra a José como un hombre audaz y rápido en la acción. Herodes quería matar al Niño Jesús, y José no perdió tiempo: partió de noche, cruzó desiertos y enfrentó peligros para salvar a su familia. No era un guerrero, sino un carpintero, pero su amor lo hizo valiente.
Hoy, San José nos recuerda que proteger a la familia no es solo proveer económicamente, sino defenderla de las amenazas espirituales: la indiferencia, el egoísmo, la falta de diálogo o la influencia de ideologías contrarias al Evangelio. Como dijo el Papa Francisco: «Las familias necesitan ser custodias de la fe, no de esconderla, sino de irradiarla».
Acción concreta:
Haz un examen: ¿Qué "Herodes" modernos (adicciones, malas compañías, consumismo) amenazan tu hogar? Pide a San José sabiduría para actuar con firmeza.
Petición específica: «San José, protege mi hogar de todo peligro físico y espiritual».
Acción concreta: Realiza un acto de amor hacia un familiar (ej: escucha sin prisa, prepara una comida).
Oración final: Repite el Salmo 91 (versículos 1-4) como protección.
Día 3: San José, modelo de silencio y humildad
Lectura (Lucas 2:41-52):
«Sus padres iban cada año a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron todos según la costumbre. Terminada la fiesta, emprendieron el viaje de regreso, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. […] Al tercer día lo encontraron en el Templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. […] Su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados”. Él les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. […] Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús volvió con ellos a Nazaret y les obedecía».
Reflexión: En la Biblia, San José no pronuncia ni una sola palabra. Sin embargo, su vida habla más que mil discursos. Su silencio no es pasividad, sino escucha activa a Dios. En un mundo lleno de ruido, donde la auto-promoción y las redes sociales buscan constantemente atención, José nos enseña que la santidad se construye en lo oculto.
San Juan Pablo II decía: «El silencio de José es un silencio lleno de amor, que custodia el misterio de Dios». José no necesitó aplausos; le bastó saber que cumplía la voluntad divina. ¿Buscamos ser vistos o servir en lo pequeño? La humildad no es pensar menos de uno mismo, sino pensar menos en uno mismo.
Ejemplo práctico:
Imita a José: realiza un acto de bondad anónimo (ej: pagar el almuerzo de alguien sin que lo sepa).
Petición específica: «Enséñame, San José, a servir en lo pequeño sin esperar reconocimiento».
Acción concreta: Dedica 5 minutos de silencio al día para meditar en la presencia de Dios.
Oración final: Oración al Santo Silencio de San José (ver ideas al final).
Día 4: San José, patrono de los trabajadores
Lectura (Mateo 13:55):
«¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?».
Reflexión: José no fue un rey, ni un sacerdote, ni un profeta. Fue un artesano, un hombre que sudaba para ganar el pan. Sin embargo, Jesús quiso ser conocido como «el hijo del carpintero» (Mateo 13:55). Con esto, Dios santificó el trabajo manual y nos recordó que toda labor honesta es sagrada si se hace con amor.
San Josemaría Escrivá enseñaba: «El trabajo es oración, y la oración es trabajo». José no separaba su taller de su fe: cada mueble que tallaba, cada clavó que martillaba, lo ofrecía a Dios. ¿Vivimos el trabajo como castigo o como vocación? La santificación del trabajo implica hacerlo bien, con ética, y ofrecerlo por los demás.
Para reflexionar:
¿Cómo puedo transformar mi rutina laboral en una ofrenda a Dios?
Petición específica: «San José, bendice mi trabajo para que sea útil y digno».
Acción concreta: Haz una tarea que pospongas con excelencia, ofreciéndola por alguien necesitado.
Oración final: Oración del Trabajador (ver ideas al final).
Día 5: San José, ejemplo de paternidad responsable
Lectura (Lucas 2:22-24):
«Cuando llegó el día de la purificación, según la Ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Así está escrito en la ley del Señor: “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”. También ofrecieron un sacrificio conforme a lo dicho en la ley: “un par de tórtolas o dos pichones”».
Reflexión: José no fue padre biológico de Jesús, pero fue su padre legal y espiritual. Le enseñó a rezar, a trabajar, a cumplir la Torá. Lo acompañó en su crecimiento humano: desde aprender a caminar hasta asumir el taller de carpintería. En una cultura donde la paternidad se reducía a lo biológico, José mostró que ser padre es donación, presencia y guía.
Hoy, muchos hombres huyen de la paternidad por miedo al compromiso. San José nos recuerda que un padre no es un proveedor distante, sino un modelo de integridad. Como dijo el Papa Francisco: «Los hijos necesitan padres que estén presentes, que jueguen con ellos, que los corrijan con ternura».
Desafío:
Si eres padre, dedica tiempo de calidad a tus hijos. Si no lo eres, sé figura de apoyo para un joven que carece de guía.
Petición específica: «San José, guía a los padres en la educación de sus hijos».
Acción concreta: Comparte una enseñanza de fe con un niño o joven (ej: una historia bíblica).
Oración final: Salmo 127 (versículos 1-5).
Día 6: San José, sostén en las dificultades
Lectura (Mateo 2:19-23):
«Después de la muerte de Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que intentaban quitarle la vida al niño”. Él se levantó, tomó al niño y a su madre, y regresó a Israel. […] Al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en Nazaret».
Reflexión:La vida de José estuvo marcada por el exilio, la incomprensión y la precariedad. Huir a Egipto, regresar a Nazaret bajo el miedo a Arquelao… José no tuvo seguridad terrenal, pero tuvo algo más grande: confianza en Dios.
En nuestras crisis (desempleo, enfermedad, traiciones), San José nos invita a no paralizarnos. Como escribió Santa Teresa de Lisieux: «Dios no permite pruebas que no podamos superar». José no se quejó; actuó. ¿Nos dejamos vencer por el miedo o buscamos soluciones con fe?
Ejercicio espiritual:
Escribe una preocupación actual en un papel y colócala bajo una imagen de San José, diciendo: «Confío en ti, como José confió en Dios».
Petición específica: «San José, ayúdame a encontrar esperanza en mis pruebas».
Acción concreta: Ayuda a alguien que esté pasando por una crisis (ej: llama a un amigo afligido).
Oración final: Canto “En las manos de Dios” (canción cristiana de esperanza).
Día 7: San José, patrono de la buena muerte
Lectura (Juan 19:25-27):
«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa».
Reflexión: La tradición afirma que José murió en brazos de Jesús y María. Por eso, es Patrono de la Buena Muerte. Su tránsito no fue un final, sino un encuentro con el Amor Eterno. En una cultura que niega la muerte, San José nos recuerda que morir es nacer al cielo, siempre que vivamos en gracia.
San Alfonso María de Ligorio rezaba: «Oh José, morir entre tus brazos es morir amando». Prepararnos para la muerte no es morbo, sino vivir cada día con propósito. ¿Vivimos como si fuéramos eternos aquí, o como peregrinos hacia la Casa del Padre?
Acción:
Visita un cementerio y ora por los difuntos, pidiendo a San José la gracia de una muerte en paz.
Petición específica: «San José, ruega por los enfermos y por quienes agonizan».
Acción concreta: Visita a un enfermo o envía un mensaje de consuelo.
Oración final: Oración por los Enfermos (ver ideas al final).
Día 8: San José, intercesor de las familias
Lectura (Colosenses 3:12-17):
«Vístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia. Sopórtense unos a otros y perdónense si alguno tiene queja contra otro. […] Y sobre todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos».
Reflexión:La Sagrada Familia no fue un cuento de hadas: pasó hambre en Belén, incomprensión en Nazaret y exilio en Egipto. Pero su secreto fue amor sacrificial. José no buscó su comodidad; buscó el bien de María y Jesús.
Hoy, las familias sufren por divorcios, adicciones y falta de comunicación. San José nos enseña que el amor no es un sentimiento, es una decisión diaria. Como dijo San Juan Crisóstomo: «Es más fácil encontrar un hombre que derrame su sangre por Cristo que uno que eduque a sus hijos con paciencia».
Propuesta: Organiza una hora sagrada familiar: lean juntos la Biblia, compartan agradecimientos y peticiones.
Petición específica: «San José, sana las heridas en mi familia y llénala de unidad».
Acción concreta: Organiza una cena o reunión familiar con oración incluida.
Oración final: Oración por la Familia (ver ideas al final).
Día 9: San José, luz para seguir a Cristo
Lectura (Mateo 1:16):
«Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo».
Reflexión: José fue el guardián del Redentor. Sin sus "síes" silenciosos, el plan de salvación no se habría cumplido. Su vida nos muestra que Dios no elige a los perfectos, sino a los disponibles.
San Bernardino de Siena decía: «José fue el sello de los patriarcas, el vínculo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento». Hoy, él nos guía a Jesús, como guió a los pastores y magos en Belén. ¿Somos puentes que llevan a otros a Cristo, o obstáculos?
Compromiso final:
Elige una virtud de San José (fe, humildad, fortaleza) y trabájala durante un mes. Lleva una pequeña imagen de él contigo como recordatorio.
Petición específica: «San José, guíame para ser testigo de Cristo en mi vida diaria».
Acción concreta: Comparte tu testimonio de fe con alguien o publica un mensaje positivo.
Oración final: Canto “Humildemente te pedimos, oh San José” (ver ideas).
Oración final extendida (para todos los días):
Oh glorioso San José,
tú que fuiste elegido por Dios para ser esposo de María,
padre adoptivo de Jesús y custodio de la Iglesia,
enséñame a amar como tú amaste:
con un corazón silencioso,
manos laboriosas
y una fe inquebrantable.
Ayúdame a proteger a los que amo,
a santificar mi trabajo,
y a confiar en Dios incluso en la oscuridad.
Que, al final de mi vida,
pueda escuchar las palabras que anhelas:
«Buen siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor».
Amén.
Ideas adicionales para profundizar
Escribe una carta a San José con tus peticiones y quémala como símbolo de entrega.
Oraciones tradicionales:
Memorare a San José:
«Acordaos, oh purísimo esposo de María, amado custodio de Jesús, que jamás se ha oído decir que alguien haya invocado vuestra protección sin ser consolado. […] Oh San José, sed mi abogado!».
Oración del Trabajador:
«Glorioso San José, modelo de todos los que trabajan, alcánzame la gracia de trabajar con alegría, viendo en mi labor un servicio a Dios».
Costumbres devocionales:
Pan de San José: Comparte pan con los pobres en su honor.
Clavel rojo: Coloca esta flor como símbolo de su amor sacrificial.
Cánticos sugeridos:
“Oh bendito San José” (himno tradicional).
“Fiel San José, padre y guardián”.
Sacramentos:
Confesión: Pide perdón por las veces que no has confiado en Dios.
Eucaristía: Ofrece la comunión por las intenciones de la novena.
Ofrenda simbólica:
Para profundizar aún más:
- Lectura recomendada: *«Redemptoris Custos» (Carta Apostólica de San Juan Pablo II sobre San José).
- Película: «José de Nazaret» (dirigida por Raffaele Mertes, 2000).
- Práctica: Lleva un «Diario de San José» durante la novena, anotando gracias recibidas y aprendizajes.
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