Noé, hijo de Lamek, es un personaje del Antiguo Testamento de la Biblia, su vida y obra se encuentra en el Libro del Génesis cuya autoría se le atribuye a Moisés. Según los escritos, Noé es el noveno descendiente de Adán, y el último de los superlongevos que sobrevivió al diluvio mundial que Dios mandó a la tierra para castigar al pueblo por sus pecados y comportamientos malvados y alejados a Él.
Noé fue elegido por Dios para ser el pilar y origen de la humanidad posdiluviana, junto a sus descendientes Sem, Cam y Jafet, por ser hallado el único hombre justo que habitaba en la tierra.
Noé, por mandato de Dios, construyó un arca capaz de flotar sobre las aguas en donde daría refugio a una pareja de cada especie de animal que habita en la tierra, y a su familia. El diluvio duró alrededor de 40 días, al concluir, Dios hizo un pacto con Noé y sus hijos «para que no sea exterminada ya más toda carne por las aguas del diluvio, de manera que no haya más diluvio que destruya la tierra» (Génesis 9:11), es decir, Dios prometió no volver a mandar un diluvio sobre la tierra.
Cuentan las escrituras que Noé tenía 600 años cuando Dios le encomendó la tarea de fabricar el arca. Murió 362 años después de este suceso, siendo el último superlongevo de la historia. Noé es considerado en las religiones Abrahámicas como el padre de la humanidad y un profeta para los islamistas.
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