Lecturas y moniciones para el día de hoy Domingo 19 de Noviembre de 2023

Contenido de este artículo
  1. MONICIÓN ENTRADA
  2. MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Proverbios 31,10-13.19-20.30-31))
  3. PRIMERA LECTURA
  4. Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
  5. Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 1a)
  6. MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (1 Tesalonicenses 5,1-6)
  7. SEGUNDA LECTURA
  8. MONICIÓN EVANGELIO (Mateo 25,14-30)
  9. EVANGELIO
  10. Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30
  11. Peticiones para este domingo
  12. Reflexión para el Evangelio de hoy

MONICIÓN ENTRADA

Bienvenidos, hermanos y amigos. Reciban todos ustedes gracia, paz y alegría de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Estamos en el Domingo Treinta y Tres del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos invita a desarrollar nuestras cualidades en bien de los demás. Todos hemos recibido talentos de Dios, pero ¡cuántos talentos se pierden por no haberlos hecho trabajar! Todo talento conlleva un compromiso de servicio. No hacer el bien que podemos hacer es pecar por omisión. Debemos ser un verdadero regalo para los que nos rodean. 

Seguros de la Presencia del Resucitado aquí y ahora en medio de nosotros pongámonos de pie para darle gracias.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Proverbios 31,10-13.19-20.30-31))

El libro de los Proverbios nos recuerda hoy que el que pone sus talentos al servicio de una misión sirve a los demás con dedicación y hace felices a todos. Escuchemos.

PRIMERA LECTURA

Trabaja con la destreza de sus manos

Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.

Su marido se fía de ella,
y no le faltan riquezas.

Le trae ganancias y no pérdidas
todos los días de su vida.

Adquiere lana y lino,
los trabaja con la destreza de sus manos.

Extiende la mano hacia el huso,
y sostiene con la palma de rueca.

Abre sus manos al necesitado
y extiende el brazo al pobre.

Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.

Cantadle por el éxito de su trabajo,
que sus obras la alaben en la plaza.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 1a)

R. Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.

MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (1 Tesalonicenses 5,1-6)

Pablo nos dice que no importa la hora: lo importante es estar vigilantes para advertir que el Señor pasa y nos envía con nuestros talentos a servir.  Escuchemos...

SEGUNDA LECTURA

Que el día del Señor no os sorprenda como un ladrón

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6

En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.

Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.

Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.

Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 15, 4a. 5b

Permaneced en mí, y yo en vosotros
—dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante.

Versículos alternativos para el Aleluya

MONICIÓN EVANGELIO (Mateo 25,14-30)

Hoy Jesús nos trae esta Buena Noticia: los que respondan a los dones de Dios con nuevos dones, entrarán a tomar parte en la alegría del Señor. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger su Palabra.

EVANGELIO

Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".

Su señor le dijo:

"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".

Su señor le dijo:

"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:

"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".

El señor le respondió:

"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».

Palabra del Señor.

Peticiones para este domingo

Hermanos y hermanas, oremos a Dios, Padre misericordioso, por nosotros mismos y por el mundo entero.

Por la Iglesia, para que sea un signo de esperanza y de paz en el mundo, roguemos al Señor.

Por los gobernantes de las naciones, para que trabajen por la justicia y la paz, roguemos al Señor.

Por los que sufren injusticia y discriminación, para que encuentren el consuelo y la fuerza de Dios, roguemos al Señor.

Por los que están enfermos o solos, para que reciban el cuidado y el amor de sus seres queridos, roguemos al Señor.

Por nosotros mismos, para que seamos perseverantes en la oración y en la lucha por la justicia, roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras oraciones y concédenos lo que te pedimos, por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Reflexión para el Evangelio de hoy

¡Hola a todos!

En Mateo 25, 14-30, Jesús comparte una historia que nos hace pensar sobre cómo utilizamos los dones que Dios nos ha confiado. Es como esa parábola de un hombre que, antes de partir, confía sus bienes a sus siervos según su capacidad. Al volver, el amo se alegra con aquellos que multiplicaron lo que se les dio, pero se entristece con el que enterró su talento por miedo.

Nos habla de la responsabilidad que llevamos como seguidores de Cristo. No se trata solo de mantener lo recibido, sino de hacerlo crecer y fructificar en nuestras vidas y en la comunidad. Cada uno tiene habilidades, recursos, conocimientos...

¿Cómo los estamos utilizando en nuestra vida apostólica y en nuestra formación litúrgica?

A veces, por miedo o inseguridad, podemos sentirnos tentados a esconder esos dones, a no compartirlos plenamente. Pero esta parábola nos anima a arriesgarnos, a invertir, a colaborar en el crecimiento del Reino. Porque al final, lo importante no es cuánto tenemos, sino qué hacemos con lo que tenemos.

Entonces, ¿cómo podemos hacer crecer esos talentos que Dios nos ha dado en nuestra labor apostólica? ¿Cómo podemos aprender más sobre la liturgia, profundizar en su significado y transmitirlo a otros con entusiasmo y amor?

Sigamos aprendiendo, creciendo y compartiendo. Recordemos que cada pequeño esfuerzo suma y que, al final, la recompensa viene de hacer fructificar aquello que se nos ha confiado.

¡Sigamos adelante con alegría y compromiso en esta hermosa labor que es servir al Señor y a los demás!

¡Bendiciones para todos en este camino de aprendizaje y servicio!

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