MONICIÓN DE ENTRADA
¡Hermanos y amigos! Sean todos ustedes bienvenidos a esta celebración. Que la ternura del Padre, la amistad del Señor Jesús y la alegría del Espíritu Santo inunden por completo nuestros corazones.
Estamos en el Domingo Treinta y Tres del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos trae una feliz noticia: todo momento es inminencia pacífica de Dios. La venida de Dios siempre nos trae designios de paz y salvación, nunca de aflicción. Cada hora es fin de un pasado de tinieblas y aurora de un futuro radiante. En medio de la oscuridad brilla ya para nosotros una gran luz: Cristo nos salvó. La muerte ya no hiere a sus amigos. Lo importante es sabernos salvados y vivir la alegría de nuestra salvación.
Seguros de la presencia de Jesús Resucitado, aquí y ahora, en medio de nosotros, pongámonos de pie para iniciar gozosos nuestra acción de gracias.
MONICION PRIMERA LECTURA (Daniel 12,1-3)
El profeta Daniel anuncia tiempos difíciles, de oscuridad que genera miedos. Pero anuncia también la alegre y definitiva aparición de la luz. Escuchemos...
PRIMERA LECTURA
Por aquel tiempo se salvará tu pueblo
Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3
Por aquel tiempo se levantará Miguel,
el arcángel que se ocupa de tu pueblo:
serán tiempos difíciles, como no los ha habido
desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo
despertarán:
unos para la vida eterna,
otros para ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento,
y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas,
para toda la eternidad.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 15, 5 y 8. 9-10.11 (R.:1)
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
MONICION SEGUNDA LECTURA (Hebreos 10,11-18)
En Jesús se realiza nuestra salvación definitiva. Con una sola ofrenda – la ofrenda de su vida – perdonó nuestros pecados. Ya nos salvó de la muerte. Escuchemos con atención...
SEGUNDA LECTURA
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14. 18
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios.
MONICION EVANGELIO (Marcos 13,24-32)
Hoy Jesús nos habla de la situación de oscuridad y miedos en que vivimos, pero nos garantiza que un día – nadie sabe cuándo – brillará para siempre la gracia de Dios entre los hombres. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para escuchar la Buena Noticia.
Aleluya Lc 21, 36
Estad siempre despiertos,
pidiendo fuerza para manteneros en pie
ante el Hijo del hombre.
EVANGELIO DE HOY
Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre las Lecturas del Día
La esperanza en medio de la tribulación
Las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre la esperanza en medio de las pruebas y tribulaciones.
- Daniel: El profeta nos habla de un tiempo de gran angustia, pero también de la venida de un tiempo de restauración. Nos invita a mantener viva la esperanza en la intervención de Dios.
- Hebreos: El autor de la carta nos recuerda que la sangre de Cristo nos ha purificado y nos ha dado acceso al Santuario celestial. Nos exhorta a perseverar en la fe.
- Marcos: Jesús nos habla de los signos de los tiempos y nos advierte sobre la necesidad de estar vigilantes. Sin embargo, también nos asegura que nadie sabe el día ni la hora de su venida.
¿Qué podemos aprender de estas lecturas?
- La esperanza es un don: La esperanza no es un sentimiento pasajero, sino un don que Dios nos da para sostenernos en los momentos difíciles.
- La perseverancia es necesaria: Para alcanzar la salvación, debemos perseverar en la fe y en la oración, a pesar de las pruebas y tribulaciones.
- La vigilancia es importante: Debemos estar siempre atentos a la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en el mundo.
¿Cómo podemos aplicar esto a nuestra vida?
- Cultivando la esperanza: Buscamos fuentes de inspiración en la Palabra de Dios, en la comunidad cristiana y en la belleza de la creación.
- Perseverando en la oración: Dedicamos tiempo a la oración personal y comunitaria, expresando nuestra confianza en Dios y nuestra necesidad de su ayuda.
- Viviendo en la vigilancia: Estamos atentos a los signos de los tiempos y buscamos oportunidades para servir a los demás.
Oración
Señor, fuente de toda esperanza, gracias por tu promesa de salvación. Ayúdanos a perseverar en la fe, a pesar de las dificultades que podamos enfrentar. Concédenos la gracia de vivir en la vigilancia, esperando con alegría tu venida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Que esta reflexión te acompañe durante el día!
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