Solemnidad de La Inmaculada Concepción de María
MONICIÓN ENTRADA
Buenos días, hermanos y amigos. Reciban todos gracia y paz de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En este camino de Adviento la Iglesia encenderá la segunda vela de la Corona ella simboliza la espera iluminada por el anuncio de los profetas de quien la Virgen engendró con amor maternal y Juan Bautista proclamó la inminencia de su venida.
MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Baruc 5,1-9.)
Dios mostrará tu esplendor
Con la lectura del profeta Baruc nos llenamos de esperanza, él que vive una época muy difícil invita al pueblo de Israel a despojarse del traje de luto y vestirse de fiesta porque Dios nunca se olvida de su pueblo. El pueblo, junto a Dios regresará victorioso. Escuchémos
PRIMERA LECTURA
Dios mostrará tu esplendor
Lectura del libro de Baruc 5, 1-9
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción
y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da,
envuélvete en el manto de la justicia de Dios
y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno,
porque Dios mostrará tu esplendor
a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre:
«Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura,
mira hacia el oriente y contempla a tus hijos,
reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo,
gozosos invocando a Dios.
A pie se marcharon, conducidos por el enemigo,
pero Dios te los traerá con gloria,
como llevados en carroza real.
Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados
y a las colinas encumbradas,
ha mandado llenarse a los barrancos
hasta allanar el suelo,
para que Israel camine con seguridad,
guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos
hacer sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría
a la luz de su gloria,
con su justicia y su misericordia.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Filipenses 1,4-6. 8-11.)
Que lleguen al día de Cristo limpios e irreprochables
San Pablo le escribe a la comunidad de Filipo y continúa recomendando el mantenerse unidos en el amor. Una carta llena de cercanía y tono cariñoso, él como apóstol quiere que la comunidad esté preparada para la venida de Jesús. Escuchemos
SEGUNDA LECTURA
Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4-6. 8-11
Hermanos:
Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría.
Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de menos, en Cristo Jesús.
Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios.
MONICIÓN AL EVANGELIO (Lucas 3,1-6.)
Todos verán la salvación de Dios
Juan el Bautista proclama la venida del Mesías y para esta venida el pueblo debe estar suficientemente preparado esta es la invitación del precursor de Jesús: Allanen los caminos, preparen los senderos. Escuchémos
Aleluya Lc 3, 4. 6
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.
EVANGELIO
Todos verán la salvación de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1-6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
elévense los valles,
desciendan los montes y colinas;
que lo torcido se enderece,
lo escabroso se iguale.
Y todos verán la salvación de Dios».
Palabra del Señor.
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