- MONICIÓN DE ENTRADA
- MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Daniel 7,13-14)
- PRIMERA LECTURA
- Salmo responsorial: Salmo 92, 1ab. 1c-2. 5 (R.: 1a)
- MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Apocalipsis 1,5-8)
- SEGUNDA LECTURA
- MONICIÓN EVANGELIO (Juan 18,33-37)
- Aleluya Mc 11 9b-10a
- EVANGELIO
- Reflexión sobre las Lecturas del Domingo del Señor
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Bienvenidos, hermanos y amigos! Reciban todos ustedes gracia y paz de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En este último Domingo del Año Litúrgico celebramos con gozo la festividad de Jesucristo, Rey del Universo. La Liturgia de este Domingo subraya especialmente el supremo señorío de Cristo Jesús. Afirmemos, con el mismo Jesús, que Él es Rey, y aceptemos con alegría que su reino no es un reino político y efímero como los de este mundo, sino un Reinado eterno de amor, de justicia y de paz.
Seguros de la presencia del Resucitado aquí y ahora en medio de nosotros, pongámonos de pie y como ciudadanos del Reino celebremos a Cristo, nuestro Rey.
MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Daniel 7,13-14)
El Hijo del Hombre tiene el poder, el honor y la gloria del Padre. Muerto y resucitado, su Reino ya no se acaba. Escuchemos esta breve lectura del profeta Daniel.
PRIMERA LECTURA
Su dominio es eterno y no pasa
Lectura de la profecía de Daniel 7, 13-14
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 92, 1ab. 1c-2. 5 (R.: 1a)
R. El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Apocalipsis 1,5-8)
Cristo muerto y resucitado nos ha hecho pueblo de Dios. Él nos ha liberado del pecado y nos ha consagrado como sacerdotes de su Reino. Su venida será espectacular. Escuchemos...
SEGUNDA LECTURA
El príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8
Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.
Aquel que nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.
A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén.
Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso».
Palabra de Dios.
MONICIÓN EVANGELIO (Juan 18,33-37)
El Evangelio de Juan pone en los labios de Jesús, en el momento final de su vida, esta afirmación: “Soy Rey”. La realeza de Jesús consiste en reunir en una misteriosa fraternidad a todos los que viven de la verdad. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.
Aleluya Mc 11 9b-10a
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.
EVANGELIO
Tú lo dices: soy rey
Lectura del santo evangelio según san Juan 18, 33b-37
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
—«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
—«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
—«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
—«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
—«Conque, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
—«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre las Lecturas del Domingo del Señor
Un Rey que reina para siempre
Las lecturas de este Domingo del Señor nos presentan una imagen majestuosa y consoladora del Reino de Dios, centrada en la figura de Jesucristo como Rey y Señor.
Daniel 7, 13-14: La visión de Daniel del Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo para recibir el dominio, la gloria y el reino eterno, es una profecía mesiánica que se cumplió en Jesucristo. Esta imagen nos revela la realeza de Cristo y su poder sobre toda criatura.
Salmo 92: Este salmo es una alabanza a Dios, el Rey que reina para siempre. La imagen del justo que florece como una palmera nos habla de la vida eterna y de la felicidad que experimenta quien confía en Dios.
Apocalipsis 1, 5-8: San Juan, en su visión, presenta a Jesucristo como el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el que es, el que era y el que ha de venir. Esta imagen resalta la divinidad de Cristo y su dominio sobre el tiempo y el espacio.
Juan 18, 33b-37: Pilato pregunta a Jesús si él es el Rey de los judíos. Jesús afirma su realeza, pero aclara que su reino no es de este mundo. Su reino es espiritual y eterno.
¿Qué podemos aprender de estas lecturas?
- La realeza de Cristo: Jesús es el Rey de reyes y Señor de señores. Su reino es eterno y universal.
- La esperanza en la vida eterna: La vida cristiana es una peregrinación hacia la patria celestial, donde reinará Dios para siempre.
- La importancia de la fe: La fe en Jesucristo nos da acceso al reino de Dios y nos asegura la vida eterna.
¿Cómo podemos aplicar esto a nuestra vida?
- Cultivar una relación personal con Cristo Rey: A través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios y los sacramentos.
- Vivir como ciudadanos del reino de Dios: Buscando la justicia, la paz y el amor en nuestro mundo.
- Anunciar el Evangelio: Compartiendo la buena noticia de la salvación con los demás.
Reflexión adicional:
Las lecturas de este Domingo del Señor nos invitan a renovar nuestra fe en Jesucristo y a poner nuestra esperanza en su reino. Al reconocer a Jesús como Rey, nos comprometemos a seguirlo y a vivir según su voluntad.
Oración:
Señor Jesucristo, Rey del universo, te alabamos y adoramos. Gracias por tu amor infinito y por tu sacrificio en la cruz. Ayúdanos a vivir como verdaderos ciudadanos de tu reino. Amén.
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