Lecturas y Moniciones del Evangelio de hoy Domingo 10 de Noviembre del 2024 - XXXII del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Contenido de este artículo
  1. MONICIÓN DE ENTRADA
  2. MONICION PRIMERA LECTURA (1 Reyes 17,10-16)
  3. PRIMERA LECTURA
  4. Salmo responsorial: Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R.: 1)
  5. MONICION SEGUNDA LECTURA  (Hebreos 9,24-28)
  6. SEGUNDA LECTURA
  7. MONICION EVANGELIO  (Marcos 12,38-44)
  8. Aleluya Mt 5, 3
  9. EVANGELIO

MONICIÓN DE ENTRADA

¡Bienvenidos, hermanos y amigos! Felices de que estén aquí con nosotros,  les deseamos paz y alegría de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Estamos en el Domingo Treinta y Dos del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos recuerda que Dios no se deja ganar en generosidad. Dios nos da todo y nos pide todo. El mérito del don no está en la cantidad, sino en el desprendimiento, en darlo todo de una sola vez. Esa donación debe empezar en casa, y desde allí extenderse a todos nuestros hermanos en la fe. Y en ese juego de darlo todo y recibirlo todo, no hay nada más significativo que un buen abrazo, un sabroso abrazo en familia.

Seguros de la presencia de Jesús Resucitado, aquí y ahora, en medio de nosotros, pongámonos de pie para iniciar gozosos nuestra acción de gracias.

MONICION PRIMERA LECTURA (1 Reyes 17,10-16)

Una viuda, en la mayor indigencia, comparte con el Profeta Elías todo lo que tenía para sobrevivir. Su generosidad arranca milagros de Dios. Escuchemos...

PRIMERA LECTURA

La viuda hizo un panecillo y lo llevó a Elías

Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16

En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:

—«Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba».

Mientras iba a buscarla, le gritó:

—«Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan».

Respondió ella:

—«Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos».

Respondió Elías:

—«No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después.

Porque así dice el Señor, Dios de Israel:

"La orza de harina no se vaciará,
la alcuza de aceite no se agotará,

hasta el día en que el Señor envíe
la lluvia sobre la tierra"».

Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.

Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R.: 1)

R. Alaba, alma mía, al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

MONICION SEGUNDA LECTURA  (Hebreos 9,24-28)

Cristo no se ha ofrecido por nosotros muchas veces, sino una sola vez porque esa única vez se entregó todo, totalmente, hasta el extremo.  Escuchemos...

SEGUNDA LECTURA

Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.

Lectura de la carta a los Hebreo 9, 24-28

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres —imagen del auténtico—, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.

Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces —como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo—. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio.

De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.

La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

Palabra de Dios.

MONICION EVANGELIO  (Marcos 12,38-44)

Hoy Jesús derrumba todos nuestros criterios sobre la limosna y la caridad, y nos da el criterio de Dios: para Dios, el que da más es aquél que queda privado de más.  Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.

Aleluya Mt 5, 3

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO

Esa pobre viuda ha echado más que nadie.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:

—«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa».

Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo:

—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

O bien más breve

Esa pobre viuda ha echado más que nadie.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,41-44

En aquel tiempo, estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:

—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

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