Santoral hoy: 27 de julio. San Pantaleón, mártir.
La leyenda de San Pantaleón, uno de los santos más famosos de Oriente, cuenta que nació el santo en Nicomedia, y fue hijo de Eustorgio, un pagano y de Santa Eubula (30 de marzo), cristiana convencida que enseñó a su hijo la fe cristiana. Pero Eubula murió cuando el niño era aún pequeño y su padre le puso bajo el cuidado de un médico que le dio una esmerada educación en ciencias, especialmente en Medicina, en la que Pantaleón pronto fue muy ducho. Y tanto, que su fama llegó al emperador Galerio Maximiano, el cual le hizo su médico personal.
Tenía Pantaleón presente en su corazón las enseñanzas de su madre sobre la fe de Cristo, pero vivir en una corte pagana y licenciosa le fue apartando de la fe cristiana, incluso alguna vez participó con otros médicos de los sacrificios a Esculapio. Sin embargo, un presbítero llamado Hermolao comenzó a tratarse con Pantaleón, y poco a poco fue hablándole de Cristo, señalándole el error del paganismo, por lo que llegó el día que Pantaleón reconoció que Hermolao tenía razón. Pero aún no rechazaba del todo el paganismo, hasta un día que le trajeron un niño que había sido mordido por una serpiente, y no daba señales de vida. Entonces Pantaleón, viendo que su medicina ya no podía hacer nada, invocó a Cristo, mientras pensaba "si con mi oración a Jesucristo este niño muerto vuelve a la vida, entonces creeré en Él". Y he aquí que de pronto el niño abrió los ojos, respiró y se levantó, con lo cual todos quedaron sorprendidos, sobre todo Pantaleón, quien corrió adonde Hermolao a pedir el Bautismo. Durante siete días estuvo Hermolao enseñando los misterios de la fe a Pantaleón, y al cabo le dio el Bautismo y la Eucaristía.
Una vez cristiano, Pantaleón quiso que su padre también lo fuera, y por ello le predicó a Cristo, pero su padre tenía miedo de dejar a los dioses paganos en aras de la fe cristiana. Y para demostrar la verdad de su nueva fe sanó a un ciego al que los médicos habían desahuciado, luego de invocar el Nombre de Jesús. El ciego y el padre de Pantaleón se convirtieron a Jesucristo. Poco tiempo después Eustorgio falleció felizmente en Cristo, y Pantaleón heredó una inmensa fortuna, que usó para socorrer a los necesitados. Seguía ejerciendo como médico, sin cobrar a los pobres. Además de darles curación del cuerpo, predicaba a Cristo, y a más de uno sanó milagrosamente. Poco a poco la fama de Pantaleón fue creciendo, y otros médicos comenzaron a mostrar envidia, porque perdían clientes, y además, todos se hacían lenguas de los milagros que obraba el santo. Cuando confirmaron que era cristiano, le acusaron ante el emperador, diciéndole que Pantaleón despreciaba a Esculapio, adoraba a Cristo, y dejaba en mal lugar al monarca. Galerio llamó al ciego que había sanado Pantaleón, el cual confirmó que el santo médico le había sanado luego de invocar a Cristo. El emperador le reconvino a abandonar aquella fe, y como el ciego se negó, fue decapitado. Pantaleón rescató el cuerpo del mártir y lo enterró piadosamente.
Luego mandó el emperador que llevaran a su presencia a Pantaleón, al que le hizo ver su afecto y por este, le pidió que sacrificara a los dioses y abandonara la fe que había adoptado. Pantaleón le respondió que no podía abandonar la fe en Cristo, el cual dejaba por tierra a los ídolos, que no tenían poder ante Cristo. Propuso al emperador lo siguiente: que trajeran a un enfermo y que los médicos paganos intentaran curarlo invocando a Esculapio, mientras que él mismo invocaría a Cristo; así el emperador podría ver por sí mismo si Cristo era verdadero. Así lo hicieron, trajeron un paralítico y los sacerdotes idólatras invocaron a Esculapio, pero el paralítico quedó igual. Entonces Pantaleón se acercó al enfermo, y clamó: "En nombre de Jesucristo, levántate". Y el paralítico inmediatamente se levantó y confesó el Nombre de Cristo. Los sacerdotes paganos, en lugar de reconocer la evidencia, pidieron al emperador que vengara aquella ofensa a los dioses, o estos se vengarían contra el Imperio. Maximiano entonces volvió a conminar a Pantaleón que sacrificara a los dioses, primero con promesas y luego con amenazas, pero nada pudo hacer, porque el santo ni quiso oír hablar de esto. Y por ello fue condenado a sufrir tormentos hasta que apostatara.
Los verdugos ataron al santo a una palmera, y así le rasgaron las carnes con peines de hierro y le quemaron los costados con antorchas. Como nada lograban con estos tormentos, entonces le vertieron plomo derretido, pero el líquido pasó por el cuerpo del santo sin hacerle daño, mientras Pantaleón entonaba salmos de alabanza. Entretanto el emperador supo que el presbítero Hermolao había sido quien había convertido a Pantaleón, mandó que le apresaran y le cortaran la cabeza. Y así hicieron. Viendo que los tormentos no hacían mella en Pantaleón, los verdugos lo arrojaron al mar, pero las olas lo llevaron a tierra. Luego lo ataron a un olivo seco y soltaron leones y osos, pero estos no lo tocaron. Estando atado al olivo, le clavaron sus manos a la frente con un clavo, y punzaron su cuerpo con otros clavos repetidas veces, de tal modo que su sangre chorreaba abundantemente, y he aquí que al contacto con la sangre martirial, el olivo reverdeció y el suelo se vio cubierto de rosas, lirios y violetas. Viendo este portento, muchos se convirtieron a Cristo y el santo mártir dio gracias a Dios por ello. Luego los verdugos le ataron a una rueda de molino y lanzarlo montaña abajo, pero igualmente sobrevivió y continuó alabando a Cristo. Entonces el emperador, cansado, mandó le decapitaran, y en ese momento de su cuello manó leche. Era el año 303.
Hay que decir que toda esta narración de tormentos no existen en las versiones antiguas de la Passio, que provienen de Oriente. En ellas solo se habla de que fue decapitado.
Culto y reliquias.
Su testimonio en Oriente fue conocido muy pronto, y su culto se extendió bastante rápido. En el siglo V, el emperador Justiniano I construyó una basílica en su honor en Constantinopla. Así mismo las había en Jerusalén y en Roma sobre la misma época. Sobre las reliquias hay que decir que aunque la leyenda dice que el cuerpo del santo fue quemado, pero unos cristianos recogieron las cenizas y las enterraron en Nicomedia, hay varios sitios que dicen tener partes del cuerpo. París, por ejemplo, venera una cabeza desde el siglo IX y en el siglo X San Gero de Colonia (29 de junio) llevó unas reliquias desde Jerusalén a Colonia, donde edificó una bella iglesia y un monasterio en su honor. En Reihm se venera otra cabeza en un busto relicario de plata.
Es uno de los llamados "santos sanadores", tanto porque fueron médicos, como porque son grandes taumaturgos. En Oriente Pantaleón es muy venerado por sus portentos, y en Occidente su culto está relacionado al conocido como "milagro de la licuefacción de la sangre", que dicen ocurre cada 27 de julio. Suele siempre hablarse de Madrid, pero el hecho ocurre también en otros sitios, como Bari, Amalfi, Venecia o Kaiserstuhl. El santo médico es abogado de médicos, cirujanos, farmacéuticos, parteras, panaderos, pasteleros y lecheros. Se le invoca contra los dolores de cabeza, la tuberculosis, la pérdida de peso, y varias enfermedades del ganado. No en balde es uno de los Catorce Santos Auxiliares.
Fuentes:
-"La Leyenda de los Santos de Dios, según las mejores fuentes". P. GEORGE OTT. Abendsberg, 1863.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.
A 27 de julio además se celebra a
San Aurelio de Córdoba y compañeros mártires.
Beato Tito Brandsma, carmelita mártir.
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