- MONICIÓN ENTRADA
- MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Isaías 61,1-2.10-11)
- Lectura del libro de Isaías 61, 1-2a. 10-11
- Interleccional: Lucas 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61,10b)
- SEGUNDA LECTURA
- Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 16-24
- MONICIÓN EVANGELIO (Juan 1,6-8.19-28)
- EVANGELIO
- Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28
Domingo 3º de Adviento
Ciclo B
MONICIÓN ENTRADA
Bienvenidos, hermanos y amigos. Reciban todos gracia y paz de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En este Tercer Domingo de Adviento todas las Lecturas nos invitan a la alegría, nos exhortan diciendo: “¡Vivan siempre alegres!” Y el motivo más profundo de nuestra alegría es la cercanía del Señor. Nuestro Salvador ya viene. O mejor, ya está aquí, en medio de nosotros. Pero nosotros no lo conocemos. Hoy las voces de Isaías, de Pablo y de Juan el Bautista se levantan para despertarnos de nuestro letargo, de nuestras tristezas, y nos invitan a abrir los ojos y descubrir que Cristo ya está en nuestras vidas.
Pongámonos de pie y celebremos la inmensa alegría de la cercanía de Dios.
MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Isaías 61,1-2.10-11)
El Profeta Isaías experimenta en su vida una consagración muy especial, que lo hace mensajero de una buena noticia, de un mensaje alentador. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 61, 1-2a. 10-11
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados,
para proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad,
para proclamar el año de gracia del Señor.
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
como novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios.
Interleccional: Lucas 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61,10b)
R. Me alegro con mi Dios.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. R.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. R.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia. R.
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (1Tesalonicenses 5,16-24)
Pablo nos exhorta a vivir siempre alegres. Si nuestra meta final es encontrar a Cristo, hemos de estar muy alegres en el pleno sentido de la palabra. Escuchemos...
SEGUNDA LECTURA
Que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 16-24
Hermanos:
Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno.
Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
Palabra de Dios.
Aleluya Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
MONICIÓN EVANGELIO (Juan 1,6-8.19-28)
Hoy Juan el Bautista nos trae esta Buena Noticia: “en medio de ustedes hay uno a quien no conocen. Descúbranlo y serán felices.” Abramos el oído, la mente y el corazón y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.
EVANGELIO
En medio de vosotros hay uno que no conocéis
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28
Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:
éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vieran a la fe.
No era él la luz,
sino testigo de la luz.
Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:
—«¿Tú quién eres?».
Él confesó sin reservas:
—«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
—«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
—«No lo soy».
—«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió:
—«No».
Y le dijeron:
—«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
—«Yo soy al voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
—«Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
—«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor.
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