Moniciones a la CONMEMORACIÓN FIELES DIFUNTOS - 02 de Noviembre de 2021 - Día de Muertos

Tips litúrgicos del Día

Contenido de este artículo

Morado // CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES
DIFUNTOS;

// Misa de la conmemoración, lecturas propias, prefacio
de difuntos. //

Se prohíben otras celebraciones //

Opciones de Lecturas:


I: 1ª Lectura: Sb 3, 1-9; Salmo 26; 2ª Lectura: 1 Jn 3, 14-16; Evangelio:
Mt 25, 31-46. / II: 1ª Lectura: Is 25, 6. 7-9; Salmo 129; 2ª Lectura: 1 Ts
4, 13-14. 17-18; Evangelio: Jn 6, 51-58. / III: 1ª Lectura: 2 Mac 12, 43-
46; Salmo 102; 2ª Lectura: 1 Cor 15, 20-24. 25-28; Evangelio: Lc 23,
44-46. 50. 52-53; 24, 1-6. / IV: 1ª Lectura: Dn 12, 1-3; Salmo 121; 2ª
Lectura: 2 Cor 5, 1. 6-10; Evangelio: Jn 12, 23-28.
LITURGIA DE LAS HORAS: de la conmemoración.


Notas:

  1. El altar no se adorna con flores.
  2. Hoy todos los sacerdotes pueden celebrar tres veces la Eucaristía,
    recibiendo estipendio sólo por una de ellas. Están obligados a aplicar
    dos de las tres Misas: una por todos los fieles difuntos y la otra por las
    intenciones del Papa.
  3. Igualmente están prohibidos tanto la colocación de catafalcos y paños
    substitutivos del túmulo, la secuencia Dies irae y los responsos sobre el
    túmulo al final de la Misa. No así tener una oración especial por los
    difuntos al final de la Misa.
  4. La música del órgano y de los otros instrumentos sólo se permite para
    sostener el canto.
  • Se concede Indulgencia Plenaria, aplicable sólo a las almas del
    purgatorio, a los fieles cristianos que, el día en que se celebra la
    Conmemoración de todos los fieles difuntos (2 de noviembre), visiten
    piadosamente una iglesia u oratorio. Dicha indulgencia también podrá
    ganarse con el consentimiento del Ordinario el domingo anterior o
    posterior, o en la Solemnidad de Todos los Santos. En esta piadosa
    visita se reza el Padrenuestro y el Credo. (Tomado del Calendario Litúrgico Pastoral de la Conferencia Episcopal Venezolana 2020-2021)

MONICIÓN DE ENTRADA

¡Buenos días, hermanos y amigos Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen sobre todos nosotros su gracia y su paz.

Hoy conmemoramos en la Iglesia católica a los fieles difuntos. La Liturgia de la Palabra de hoy nos viene a decir que nuestras pequeñas vidas no son tan pequeñas como habíamos creído, sino que forman parte de un gran misterio que trasciende los límites del tiempo y se extiende a la eternidad. Que nuestras tristezas forman parte de una tristeza mayor, en la que se oculta la alegría. Que para el hombre de fe, el último verbo no es morir, sino resucitar.

Seguros de la presencia de Jesús – Resucitado y Resucitador -  en medio de nosotros, pongámonos de pie para iniciar esta acción de gracias.

MONICION PRIMERA LECTURA (Isaías 25,7-9)

Jerusalén está amenazada de la invasión y destrucción por parte de los asirios. En este contexto, el Profeta Isaías anuncia el fin del desastre, el día en que el Señor eliminará el mal y la muerte, secará nuestras lágrimas y nos concederá la tan esperada salvación. Escuchemos.

Lectura del libro del profeta Isaías

En aquel día:

el Señor de los Ejércitos preparará,

para todos los pueblos en este monte,

un banquete con manjares frescos, 

un banquete con buenos vinos y manjares exquisitos.

Y arrancará de este monte

el velo que cubre a todos los pueblos

y el paño que cubre a todas las naciones.

Aniquilará a la muerte definitivamente. 

El Señor secará 

las lágrimas de todos los rostros,

y quitará el oprobio de su pueblo.

Se dirá aquel día: 

«Aquí está nuestro Dios: 

de quien esperamos que nos salve; 

llenémonos de regocijo y alegría por su salvación.» 

Palabra de Dios.

 Salmo responsorial  (22)

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por el sendero justo, 

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mí 

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume, 

y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor 

por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

MONICION SEGUNDA LECTURA  (1 Juan 3,14-16)

Juan nos recuerda que la verdadera vida consiste en amar a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. Quien ama, ha pasado de la muerte a la vida. Escuchemos.

Lectura de la primera carta de San Juan

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. 

Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y saben que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él. 

En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

Palabra de Dios.

MONICION EVANGELIO  (Juan 11,17-27)

Hoy Jesús, ante la muerte de su amigo Lázaro, nos trae esta Buena Noticia: “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”. Creyendo firmemente en esta promesa,  abramos los oídos, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.

Evangelio   Juan 11, 17-27

Proclamación del santo Evangelio según san Juan 

En aquel tiempo, llegó Jesús a Betania y Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. (Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano). Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús:   

«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas».

Jesús le dijo:

«Tu hermano resucitará». 

Marta respondió: 

«Ya sé que resucitará en la resurrección del último día».

Jesús le dijo: 

«Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?»
Ella le contestó: 

«Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Palabra del Señor.

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