Letanías del Santo Rosario

Las Letanías son súplicas a María, Madre de Jesús y de la humanidad. Originalmente, las letanías del Santo Rosario eran rogativas en forma de diálogo dichas por el sacerdote y respondidas por el pueblo feligrés, se rezaban especialmente en las procesiones y eran dirigidas especialmente a Dios, con el tiempo fueron introducidas las advocaciones y títulos a la Virgen.
Las letanías más antiguas datan del año 595 de nuestra era, y fueron introducidas formalmente al Rito Romano en el año 1587 por el papa Sixto V. Las Letanías del Santo Rosario también son conocidas como las Letanías Lauretanas.
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
R: Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Santísima Trinidad, un solo Dios
Santa María,
R: ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la Iglesia
Madre de la misericordia
Madre de la divina gracia
Madre de la esperanza
Madre purísima
Madre castísima
Madre siempre virgen
Madre inmaculada
Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Virgen prudentísima
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Trono de la sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso digno de honor
Vaso de insigne devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil
Casa de oro
Arca de la Alianza
Puerta del cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consuelo de los migrantes
Consoladora de los afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los Ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los Mártires
Reina de los Confesores
Reina de las Vírgenes
Reina de todos los Santos
Reina concebida sin pecado original
Reina asunta a los Cielos
Reina del Santísimo Rosario
Reina de la familia
Reina de la paz
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Ten misericordia de nosotros.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen Gloriosa y Bendita.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.