Lecturas y evangelio día de hoy Viernes 04 de Agosto 2023 San Juan María Vianney.
Tips Liturgicos del Día de hoy
Color: Blanco
San Juan María Vianney, presbítero; memoria obligatoria, Misa de la memoria, prefacio común o de los santos pastores.
Lecturas del Dia de Hoy: 1ª Lectura: Lv 23,1.4-11.15-16.27.34b-37; Salmo: Sal 80; Evangelio: Mt
13,54-58.
PRIMERA LECTURA DE HOY
En las festividades del Señor os reuniréis en asamblea litúrgica
Lectura del libro del Levítico 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37
El Señor habló a Moisés:
—«Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis a su debido tiempo.
El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor.
El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes ázimos, dedicada al Señor.
Comeréis panes ázimos durante siete días.
El primer día, os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis trabajo alguno.
Los siete días ofreceréis oblaciones al Señor.
Al séptimo, os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis trabajo alguno».
El Señor habló a Moisés:
—«Di a los israelitas: «Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar, y seguéis la mies, la primera gavilla se la llevaréis al sacerdote.
Éste la agitará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la agitará el sacerdote el día siguiente al sábado.
Pasadas siete semanas completas, a contar desde el día siguiente al sábado, día en que lleváis la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días, haréis una nueva ofrenda al Señor.
El día diez del séptimo mes es el Día de la expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, haréis penitencia y ofreceréis una oblación al Señor.
El día quince del séptimo mes comienza la Fiesta de las tiendas, dedicada al Señor; y dura siete días.
El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo alguno.
Los siete días ofreceréis oblaciones al Señor.
Al octavo, volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y a ofrecer una oblación al Señor. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo alguno.
Éstas son las festividades del Señor en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponde a cada día»».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial de hoy: Salmo 80, 3-4. 5-6ab. 10-11ab (R.: 2a)
R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta. R.
Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto. R.
«No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto». R.
EVANGELIO de HOY
¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?n cestos y los malos los tiran
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:
—«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo:
—«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
Palabra del Señor.
Reflexión del EVANGELIO DEL Día de hoy
Las lecturas de hoy nos hablan de la importancia de reconocer y acoger la presencia y la acción de Dios en nuestra vida. El libro del Levítico nos muestra cómo Dios estableció unas fiestas sagradas para que su pueblo le recordara y le diera gracias por sus obras maravillosas. Estas fiestas eran ocasiones para celebrar la alianza, la liberación, la cosecha y el perdón que Dios ofrecía a su pueblo. Dios quería que su pueblo fuera santo y feliz, y le dio unas normas para vivir según su voluntad.
El salmo nos hace eco de este deseo de Dios, que nos llama a escuchar su voz y a guardar sus mandamientos. El salmista recuerda cómo Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y le abrió un camino hacia la tierra prometida. Pero también lamenta cómo su pueblo se rebeló contra Dios y le fue infiel. El salmo nos invita a no endurecer nuestro corazón, sino a abrirlo a la voz de Dios que nos habla hoy.
El evangelio nos muestra cómo Jesús fue rechazado en su propia tierra por sus paisanos, que no supieron ver en él al Mesías enviado por Dios. Jesús se admiró de la falta de fe de aquellos que le conocían desde niño y que no podían aceptar su sabiduría y sus milagros. Jesús experimentó en carne propia el dolor del desprecio y la incomprensión.
Que estas lecturas nos ayuden a valorar el don de la fe, que nos permite reconocer y acoger a Dios en nuestra vida. Que sepamos celebrar con alegría y gratitud las fiestas que la Iglesia nos propone para recordar las obras de Dios en la historia de la salvación. Que escuchemos con atención y obediencia la voz de Dios que nos habla por medio de su palabra, de los sacramentos, de la Iglesia y de los acontecimientos. Que no rechacemos a Jesús, sino que le reconozcamos como nuestro Salvador y Señor, que nos ama y nos quiere hacer partícipes de su reino. Amén.
En cuanto a San Juan María Vianney, cuya fiesta celebramos hoy, podemos decir que fue un ejemplo luminoso de sacerdote fiel, humilde y santo. Nació en Francia en 1786, en una época difícil para la Iglesia por la Revolución Francesa. A pesar de sus dificultades para estudiar, logró ser ordenado sacerdote gracias a su perseverancia y a la ayuda de algunos mentores. Fue enviado como párroco a Ars, un pequeño pueblo donde se dedicó con todo su corazón al cuidado pastoral de sus feligreses. Su principal ministerio fue el sacramento de la reconciliación, al que dedicaba largas horas cada día, acogiendo con amor y misericordia a los penitentes que venían de todas partes a confesarse con él. También se destacó por su predicación sencilla pero profunda, por su vida austera y penitente, por su devoción a la Eucaristía y a la Virgen María, y por su caridad hacia los pobres y los huérfanos. Murió en 1859, dejando una gran fama de santidad. Fue canonizado en 1925 y proclamado patrono de los sacerdotes en 1929. Su cuerpo incorrupto se venera en el santuario de Ars, que recibe cada año a miles de peregrinos.
San Juan María Vianney es un modelo para todos los sacerdotes, que están llamados a ser pastores según el corazón de Cristo, entregando su vida al servicio de la Iglesia y de las almas. También es un intercesor para todos los fieles, que podemos recurrir a él para pedir su ayuda y su protección. Que su ejemplo y su oración nos inspiren a vivir nuestra fe con fervor y a colaborar con los sacerdotes en la misión evangelizadora de la Iglesia. Que San Juan María Vianney ruegue por nosotros y por todos los sacerdotes del mundo. Amén.