Lecturas y evangelio día de hoy sábado 22 de Julio 2023 – Santa María Magdalena

Padre Jose Luis Toro


Blanco // SANTA MARÍA MAGDALENA; fiesta // Misa de la fiesta, Gloria, lecturas propias, prefacio propio. // 1ª Lectura: Ct 3, 1-4a o bien 2 Cor 5,14-17; Salmo: Sal 62; Evangelio: Jn 20,1-2.11-18.
LITURGIA DE LAS HORAS: de la fiesta.

PRIMERA LECTURA

Encontré al amor de mi alma

Lectura del libro del Cantar de los cantares 3, 1-4a

Así dice la esposa:

«En mi cama, por la noche,
buscaba al amor de mi alma:
lo busqué y no lo encontré.

Me levanté y recorrí la ciudad
por las calles y las plazas,
buscando al amor de mi alma;
lo busqué y no lo encontré.

Me han encontrado los guardias
que rondan por la ciudad:

-«¿Visteis al amor de mi alma?».

Pero, apenas los pasé,
encontré al amor de mi alma».

Palabra de Dios.

O bien:

Ahora ya no juzgamos a Cristo según la carne

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-17

Hermanos:

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.

Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.

El que es de Cristo es una criatura nueva.

Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)

R. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.

Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus, alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R.

Aleluya

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?».
«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja».

EVANGELIO

Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?

 Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan:

—«Mujer, ¿por qué lloras?».

Ella les contesta:

—«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice:

—«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».

Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:

—«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».

Jesús le dice:

—«¡María!».

Ella se vuelve y le dice:

—«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».

Jesús le dice:

—«Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro»».

María Magdalena fue y anunció a los discípulos:

—«He visto al Señor y ha dicho esto».

Palabra del Señor.

Reflexión del Día de hoy

El evangelio de hoy nos muestra el encuentro de María Magdalena con el Resucitado. María Magdalena es la primera que va al sepulcro de Jesús, y la primera que lo ve vivo después de su muerte. Pero antes de reconocerlo, pasa por un momento de dolor y de confusión. Ella ve que la piedra ha sido removida, y piensa que alguien ha robado el cuerpo de Jesús. Ella llora junto al sepulcro, y no entiende lo que le dicen los ángeles. Ella mira a Jesús, y lo confunde con el jardinero. ¿Qué le falta a María Magdalena para ver la verdad?

Le falta escuchar la voz de Jesús, que la llama por su nombre: “María”. Entonces ella se da cuenta de que es él, y le dice: “¡Rabuní!”, que significa “Maestro”. Es el mismo Jesús que la había liberado de siete demonios, que la había acogido entre sus discípulos, que la había amado hasta el extremo. Es el mismo Jesús que ha vencido a la muerte y que vive para siempre. Es el mismo Jesús que la envía a anunciar la buena noticia a los demás: “He visto al Señor”.

Por eso, hoy nos invita a imitar la fe y el amor de María Magdalena, que no se cansó de buscar a Jesús y que se alegró al encontrarlo. Jesús también nos llama por nuestro nombre, y quiere que lo reconozcamos como nuestro Señor y nuestro Maestro. Jesús también nos envía a compartir su vida y su alegría con nuestros hermanos.

Que el Señor nos conceda la gracia de escuchar su voz y de responderle con todo nuestro corazón, para que podamos ser testigos de su resurrección y de su amor. Amén.

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