Tips Liturgicos del Dia de Hoy
- Tips Liturgicos del Dia de Hoy
- Monición de Entrada
- Monición a la primera lectura
- PRIMERA LECTURA
- Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b—2, 2b. 8-10
- Salmo responsorial: Salmo 130, 1. 2. 3
- Monición a la Segunda Lectura
- Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13
- Monición al Evangelio
- Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12
- Reflexión para el domingo de hoy
Verde // XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO; // Misa del domingo, Gloria, Credo, prefacio dominical. // Se prohíben las Misas de difuntos, excepto la exequial
Citas Bíblicas de hoy
1ª Lectura: Ml 1,14b—2,2b.8-10; Salmo: Sal 130; 2ª Lectura: 1Ts 2,7b-9.13; Evangelio: Mt 23,1-12.
Monición de Entrada
Bienvenidos, hermanos y amigos. Reciban todos ustedes gracia, paz y alegría de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Estamos en el Domingo Treinta y Uno del Tiempo Ordinario. La Liturgia de la Palabra de hoy nos trae el tema de la autenticidad cristiana y del servicio fraterno: el más grande no es el que más sabe ni el que ocupa el puesto más alto, sino el que más sirve a sus hermanos. Jesús repudia la hipocresía y las apariencias. Aquél que se aprende las Escrituras para saber más que los demás no entendió nada. No se trata de conocer las Escrituras, sino de poner lo que se sabe al servicio de los demás. En las cosas de Dios nadie se gradúa de maestro, sino de Servidor.
Seguros de la Presencia del Resucitado, aquí y ahora en medio de nosotros, pongámonos de pie, llenos de gozo, para darle gracias.
Monición a la primera lectura
Los honores siempre engendran responsabilidades. Por eso el Profeta reprocha la hipocresía de los que usan su ministerio para dominar, en vez de servir. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b—2, 2b. 8-10
«Yo soy el Gran Rey,
y mi nombre es respetado en las naciones
—dice el Señor de los ejércitos—.
Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes.
Si no obedecéis y no os proponéis
dar gloria a mi nombre
—dice el Señor de los ejércitos—,
os enviaré mi maldición.
Os apartasteis del camino,
habéis hecho tropezar a muchos en la ley,
habéis invalidado mi alianza con Leví
—dice el Señor de los ejércitos—.
Pues yo os haré despreciables
y viles ante el pueblo,
por no haber guardado mis caminos,
y porque os fijáis en las personas
al aplicar la ley.
¿No tenemos todos un solo padre?
¿No nos creó el mismo Señor?
¿Por qué, pues, el hombre
despoja a su prójimo,
profanando la alianza de nuestros padres?».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 130, 1. 2. 3
R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.
Monición a la Segunda Lectura
Hoy Pablo nos da este resumen de cómo debe ser el verdadero ministro: “hemos querido darles no sólo el Evangelio, sino nuestra propia vida”. Escuchemos.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13
Hermanos:
Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos.
Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio
Hoy Jesús nos trae esta Buena Noticia: el más grande es el que sirve; el título más elevado es el de Servidor. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger su Palabra.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
—«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
Reflexión para el domingo de hoy
Reflexión para el domingo XXXI del tiempo ordinario del ciclo A
Hola a todos, ¿cómo están? Espero que estén teniendo un buen día.
Hoy celebramos el domingo XXXI del tiempo ordinario del ciclo A. Las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la humildad y el servicio en la vida cristiana.
En la primera lectura, el profeta Malaquías denuncia la hipocresía de los sacerdotes y los líderes del pueblo de Israel. Ellos se preocupaban más por sus propios intereses que por el bienestar de su pueblo.
En la segunda lectura, san Pablo recuerda a los tesalonicenses que la salvación es un don gratuito de Dios. No podemos ganarnos la salvación por nuestras propias obras.
En el Evangelio, Jesús critica a los fariseos y a los escribas por su actitud arrogante y su falta de amor al prójimo.
¿Qué nos dicen estas lecturas sobre la humildad y el servicio?
La humildad es una virtud que nos hace conscientes de nuestras propias limitaciones y nos lleva a valorar a los demás. Cuando somos humildes, no creemos que somos mejores que nadie. Por el contrario, reconocemos que todos somos iguales ante Dios.
El servicio es una expresión de amor al prójimo. Cuando servimos a los demás, estamos poniendo en práctica el amor de Cristo.
¿Cómo podemos ser más humildes y serviciales en nuestra vida cotidiana?
Aquí hay algunas ideas:
- Evitar compararnos con los demás. Cada uno de nosotros es único e irrepetible.
- Reconocer nuestros errores. Cuando nos equivocamos, es importante pedir perdón.
- Ser generosos con nuestro tiempo y nuestros recursos.
- Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.
La humildad y el servicio son dos virtudes que nos hacen mejores personas. Cuando somos humildes y serviciales, estamos construyendo un mundo más justo y más amoroso.
Para que esta reflexión sea más entretenida, te cuento un chiste:
¿Cuál es el colmo de un fariseo?
Que se crea que es el único que no es fariseo.
Espero que te haya gustado. ¡Que tengas un buen día!
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apreciados hermanos quisiera que todos los días me llegasen Las lecturas, monisiones, peticiones, y reflexión de la palabra por medio de mí correo electrónico angel988salazar@gmael.com, Dios les bendiga. atte Hermano Ángel Salazar de Ciudad de Nutrias -Barinas.
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