Caracas, 12 de julio de 2023
CAMINAR JUNTOS, EN LA BÚSQUEDA Y CONSTRUCCIÓN DEL PROYECTO COMÚN DE PAÍS
- Nosotros los arzobispos y obispos de Venezuela, al finalizar los trabajos de la CXX Asamble Ordinaria Plenaria, queremos compartir, con el pueblo venezolano y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, algunas reflexiones sobre la marcha de nuestro país.
- Como ciudadanos y pastores comprometidos con nuestra nación, y desde las enseñanzas de
Jesucristo y de su Iglesia, queremos el bienestar de todos los venezolanos, especialmente los
más vulnerables. Radicados en la esperanza cristiana, queremos animar a todos a la consecución
del bien común. - Para desarrollar nuestra reflexión nos valdremos de los tres verbos que el Papa Francisco ha
presentado como guía del proceso sinodal: ENCONTRAR, ESCUCHAR, DISCERNIR. Estamos seguros que, caminando juntos en una misma dirección, podemos construir un proyecto
de país.
ENCONTRARNOS Y ESCUCHARNOS COMO NACIÓN: “Escuchen la voz del Señor, no
endurezcan los corazones” (Sal 94,8). - Existen muchos análisis sobre la realidad nacional, pero si queremos avanzar en la solución de los problemas, debemos ir a sus causas. En Venezuela estamos viviendo desde hace muchos años una “crisis de responsabilidad”, que se manifiesta tanto en lo personal como en lo institucional: ante las dificultades y carencias que padecemos, pareciera que nadie es responsable y todo se atribuye a causas ajenas o a terceras personas o naciones.
- Desde nuestro encuentro cotidiano con la gente, constatamos con preocupación, la sordera y desatención de muchos sectores, especialmente de quienes tienen la responsabilidad de dirigir los destinos económicos, políticos y sociales de país para resolver los múltiples problemas que padecemos, impidiéndonos vivir con dignidad y para una mayoría en condiciones inhumanas.
- Nos preocupa la pobreza generalizada; las fracturas de las familias producto de la migración forzada de millones de venezolanos; el creciente número de niños, adolescentes y adultos mayores desnutridos, con sus irreversibles secuelas para su vida; la inequidad social y económica; el deterioro de los servicios públicos y de salud; el desmantelamiento de las industrias básicas; la falta de seguridad jurídica, la corrupción administrativa e impunidadgeneralizada; las limitaciones para la movilización por la falta de combustible y de transporte, el deterioro ecológico de extensas áreas, que afecta principalmente a los pueblos indígenas; el control que en algunas zonas ejercen diversos grupos irregulares armados. Así mismo, la violación de los derechos humanos y políticos que lleva consigo persecución, inhabilitación, represión, torturas y supresión de las libertades.
- Igualmente, la gravísima crisis educativa que se manifiesta, entre otras cosas, en la deserción
escolar y docente, los bajos salarios de los maestros y profesores, el deterioro de las
infraestructuras escolares. Todo esto viola el derecho universal a la educación que consagra
nuestra Constitución. - Venezuela luce hoy el rostro de un país fracturado, a pesar de la gran capacidad de superación
que ha mostrado nuestro pueblo, por la que muchos conciudadanos en toda la geografía nacional
han buscado y siguen buscando caminos para resolver pequeños y grandes problemas en sus
familias y comunidades. - Ante esta realidad, consideramos que un futuro mejor para nuestro país pasa, en primer lugar,
por el reencuentro de todos los venezolanos. Esto requiere apertura, valentía, disponibilidad de
todos. Los diversos encuentros de Jesús con la gente son una fuente de inspiración para este reencuentro (cf. Mt 1,16-20; Mc 2, 13-17; Lc 5, 12-16 y 17-26; Jn 3, 1-21 y 4,1-42). - Todos somos necesarios. La transformación de un país no es tarea exclusiva de un líder
mesiánico, ni de un grupo de especialistas, ni de un partido o parcialidad política, por muy capaz
y carismático que sea. Por eso, ningún sector de la sociedad puede pretender excluir a otros en
la reconstrucción del país (cf. 1 Cor 12,22). Los venezolanos estamos llamados a poner en
práctica lo que el Papa Francisco llama el arte del encuentro. - Debemos escucharnos unos a otros. Los grandes problemas que nos aquejan solo encontrarán
adecuada respuesta si somos capaces de reconocernos, con espíritu abierto y sincero, sin
prejuicios, en clima fraterno y solidario, favoreciendo la dignidad de las personas por encima
de los intereses particulares e ideologías. Esto se realiza no sólo con los oídos sino también con
0el corazón (cf. Sal 94,8). Sin estas actitudes, las soluciones que puedan ofrecerse a los
problemas antes mencionados serán artificiales, prefabricadas y sin incidencia real en la vida
concreta de las personas y comunidades.
CONSTRUIR UN PROYECTO COMÚN DE PAÍS: “Para que, transformados con una nueva
mentalidad, seamos capaces de distinguir lo que es bueno y justo” (Rom 12,2). - Debemos discernir en qué dirección quiere Dios que los venezolanos actuemos en este tiempo
difícil en que vivimos. Creemos que el Señor nos pide construir un mejor país, con el concurso
y las capacidades de todos. Que cada uno de los que habitamos esta tierra nos transformemos
en sujetos activos de nuestro propio desarrollo integral y que comprometidos de manera
solidaria, nos empeñemos por el bien común: por el bien de todos y de cada uno. Que
participemos, según el lugar que ocupa y el papel que desempeña cada uno de nosotros en la
realización del bien común (Cf. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 410).
Todos somos co-responsables en la búsqueda y realización de una socied6ad humana, justa,
solidaria y fraterna. - En este sentido, exhortamos a todos los actores educativos (familia, escuela, comunidad,
iglesias, Estado) a prestar una especial atención a los desafíos que hoy se presentan en este
campo, asumiendo el Pacto Educativo Global propuesto por el Papa Francisco. Aplaudimos el
esfuerzo de los miles de maestros que, con competencia y sacrificio, se dedican a construir el
futuro de nuestra patria a través de la educación. - Instamos a las organizaciones de la sociedad civil a asumir mayor protagonismo en la
reconstrucción institucional plural del país, así como a las universidades, los empresarios y en
general todos los gremios - Urgimos a la pronta conformación del Consejo Nacional Electoral (CNE) conforme al
ordenamiento constitucional. Para que los resultados de las elecciones del año 2024 sean
reconocidos nacional e internacionalmente, son necesarios la apertura y actualización del
Registro Electoral Permanente (REP), el reconocimiento de la legítima dirigencia de los
partidos políticos, la habilitación de todos los aspirantes, la garantía del voto de los
venezolanos en el exterior y la observación internacional imparcial. Hacemos un llamado a la
población a participar responsable y conscientemente en los próximos eventos electorales. - Reclamamos, en función de un proyecto común de país, el total ejercicio de las libertades
personales y sociales, en particular la libertad de expresión y la liberación de los presos
políticos. - Como Iglesia Católica, hemos tratado de dar nuestro aporte a la construcción del bien común,
con la acción evangelizadora, educativa y caritativa que se desarrollan a través de nuestras
diócesis, parroquias, instituciones y movimientos apostólicos. Como Conferencia Episcopal,
queremos seguir acompañando a nuestro pueblo con el Plan Trienal “Vayan y anuncien la
paz”. Allí se explicitan nuestros principales compromisos y proyectos. - La Santísima Trinidad extienda sobre nosotros su bondad y misericordia. Como la Virgen
María, a quien en Venezuela invocamos como Ntra. Sra. de Coromoto, “salgamos presurosos,
llenos de esperanza” (cf. Lc 1,39), a edificar nuestro país, conforme al querer de Dios, que
cuenta con nosotros.
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
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