Liturgia del día de hoy Sábado 15 de Julio 2023
Antes de las 4:00 p.m:
Blanco // San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia; memoria obligatoria // Misa de la memoria, prefacio común o de los santos pastores. // 1ª Lectura: Gn 49,29-33;50,15-24; Salmo: Sal 104;
Evangelio: Mt 10,24-33. LITURGIA DE LAS HORAS: de la memoria.
Después de las 4:00 p.m.:
Decimoquinta Semana del Tiempo Ordinario
LITURGIA DE LAS HORAS: TOMO III; SEMANA III DEL SALTERIO Verde // Misa Vespertina del Domingo XV del Tiempo Ordinario // Se prohíben las Misas de difuntos, excepto la exequial.
LITURGIA DE LAS HORAS: I Vísperas del Domingo.
PRIMERA LECTURA de hoy
Dios cuidará de vosotros y os sacará de esta tierra
Lectura del libro del Génesis 49, 29-32; 50, 15-26a
En aquellos días, Jacob dio las siguientes instrucciones a sus hijos:
—«Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, en Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas».
Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos.
Al ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron:
—«A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos».
Y mandaron decirle:
—«Antes de morir tu padre nos encargó: "Esto diréis a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron". Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre».
José, al oírlo, se echó a llorar.
Entonces vinieron los hermanos, se echaron al suelo ante él, y le dijeron:
—«Aquí nos tienes, somos tus siervos».
Pero José les respondió:
—«No tengáis miedo, ¿soy yo acaso Dios?
Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos.
Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos».
Y los consoló, hablándoles al corazón.
José vivió en Egipto con la familia de su padre y cumplió ciento diez años; llegó a conocer a los hijos de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés; los llevó en las rodillas.
José dijo a sus hermanos:
—«Yo voy a morir. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que prometió a Abrahán, Isaac y Jacob».
Y los hizo jurar:
—«Cuando Dios cuide de vosotros, llevaréis mis huesos de aquí».
José murió a los ciento diez años de edad.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7 (R.: cf. Sal 68, 33)
Salmo de hoy
R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.
Aleluya 1P 4, 14
EVANGELIO del día
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
—«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse.
Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».
Palabra del Señor.
Reflexión para el día de hoy
Queridos hermanos y hermanas, hoy celebramos la memoria de san Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia, que fue un gran maestro de la teología y de la espiritualidad franciscana. Su nombre significa “buena aventura”, y así fue su vida, una aventura de amor y de sabiduría al servicio de Dios y de la Iglesia.
En la primera lectura, vemos cómo Jacob, antes de morir, bendice a sus hijos y les anuncia lo que les sucederá en el futuro. Luego es sepultado en la cueva de Macpela, junto a sus padres. Después de su muerte, los hermanos de José temen que él se vengue de ellos por haberlo vendido como esclavo. Pero José les perdona y les dice que lo que ellos hicieron por mal, Dios lo convirtió en bien, para salvar la vida de muchas personas. José reconoce el plan providente de Dios, que lo llevó a Egipto para ser el administrador de los graneros del faraón y así poder alimentar a su familia durante la hambruna.
En el salmo, el salmista nos invita a dar gracias al Señor por sus maravillas, y a recordar sus obras en favor de su pueblo. Nos dice que el Señor hizo una alianza con Abraham, Isaac y Jacob, y les prometió una tierra como herencia. Nos cuenta cómo el Señor envió a José a Egipto para preparar el camino a sus hermanos, y cómo los liberó de la esclavitud con signos prodigiosos. Nos llama a alegrarnos y a cantar al Señor, que es fiel a su palabra y a su amor.
En el evangelio, Jesús nos enseña a orar con el Padre nuestro, la oración perfecta que resume todo lo que debemos pedirle a Dios. Nos dice que pidamos el pan de cada día, el perdón de nuestros pecados, la liberación del mal y la venida de su reino. Nos dice también que seamos perseverantes en la oración, y que confiemos en que el Padre celestial nos dará lo que necesitamos. Nos asegura que el Padre es bueno y generoso con sus hijos, y que nos dará el Espíritu Santo si se lo pedimos.
Hermanos y hermanas, estas palabras de Jesús nos interpelan hoy a nosotros, que también somos llamados a orar con fe y con amor. Nos recuerdan que Dios es nuestro Padre, que nos conoce y nos cuida. Nos alientan a pedirle lo que nos hace falta, pero también a aceptar su voluntad y su plan para nosotros. Nos exhortan a perdonar a los que nos ofenden, como José perdonó a sus hermanos, y como Dios nos perdona a nosotros.
Pidamos al Señor que aumente nuestra caridad y nuestra humildad, y que nos conceda la gracia de orar como hijos suyos, siguiendo el ejemplo de san Buenaventura. Que María, nuestra madre, nos acompañe con su intercesión y su ternura. Amén.
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