Evangelio de hoy

Monición, Evangelio y Lecturas de hoy Lunes 31 de Julio 2023 - San Ignacio de Loyola

Tips Liturgicos del Día de hoy

Contenido de este artículo


Color: Blanco

San Ignacio de Loyola, presbítero; memoria obligatoria, Misa de la memoria, prefacio común o de los santos pastores

Lecturas del Dia de hoy: 1ª Lectura: Ex 32,15-24.30-34; Salmo: Sal 105; Evangelio: Mt 13,31-35.


Monición de entrada:

Hoy celebramos la memoria de san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y maestro de la espiritualidad cristiana. Su vida fue un ejemplo de conversión, entrega y servicio a Dios y a la Iglesia. Su lema fue buscar y hallar la voluntad de Dios en todas las cosas. En esta Eucaristía, pidamos su intercesión para que también nosotros sepamos seguir a Cristo con generosidad y fidelidad

Monición a la primera lectura:

El libro del Éxodo nos narra el episodio del becerro de oro, que muestra la infidelidad del pueblo elegido, que se aparta de Dios y adora a un ídolo. Moisés intercede por el pueblo y Dios se muestra dispuesto a perdonar y a renovar su alianza. Escuchemos con atención.

RIMERA LECTURA DE HOY

Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro

Lectura del libro del Éxodo 32, 15-24. 30-34

En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas de la alianza en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada en las tablas.

Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés:

—«Se oyen gritos de guerra en el campamento».

Contestó él:

—«No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo».

Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte.

Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua, haciéndoselo beber a los israelitas.

Moisés dijo a Aarón:

—«¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?».

Contestó Aarón:

—«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado". Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé"; yo lo eché al fuego, y salió este becerro».

Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo:

—«Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado».

Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:

—«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro».

El Señor respondió:

—«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 105, 19-20. 21-22. 23 (R.: 1a)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R.

Monición al evangelio:

El evangelio según san Mateo nos presenta dos parábolas que Jesús utiliza para enseñarnos sobre el reino de los cielos: la del grano de mostaza y la de la levadura. Ambas nos muestran cómo el reino crece desde lo pequeño y lo oculto, hasta transformar toda la realidad. Prestemos atención a la palabra del Señor.

EVANGELIO DE HOY

El grano de mostaza se hace un arbusto, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente:

—«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas».

Les dijo otra parábola:

—«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente».

Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada.

Así se cumplió el oráculo del profeta:

«Abriré mi boca diciendo parábolas,
anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Palabra del Señor.

Reflexión del Evangelio de hoy

Queridos hermanos y hermanas, hoy celebramos la memoria de san Ignacio de Loyola, un hombre que supo dejarse transformar por el encuentro con Cristo y que dedicó su vida a anunciar el evangelio con audacia y creatividad. San Ignacio nos enseña que la santidad no es algo reservado para unos pocos, sino que es el llamado de todos los bautizados a seguir a Jesús en el camino del amor y del servicio.

San Ignacio experimentó una profunda conversión cuando, estando herido en una batalla, leyó la vida de los santos y se preguntó: ¿Qué haría yo por Cristo? ¿Qué haría Cristo por mí? Estas preguntas le llevaron a dejar atrás sus ambiciones mundanas y a ponerse en camino hacia la búsqueda de la voluntad de Dios. En este camino, descubrió la importancia de la oración, de la escucha de la palabra de Dios, de la discernimiento de los espíritus, de la comunión con la Iglesia y de la misión universal.

San Ignacio fundó la Compañía de Jesús, una orden religiosa que se caracteriza por su disponibilidad para ir a donde más se necesita, por su compromiso con la justicia y la paz, por su diálogo con las culturas y las religiones, y por su colaboración con los laicos en la evangelización. San Ignacio nos invita a ser hombres y mujeres para los demás, a salir al encuentro de las periferias existenciales, a acompañar a los pobres y los excluidos, a cuidar la casa común y a promover una cultura del encuentro.

El Papa Francisco, que es jesuita e hijo espiritual de san Ignacio, nos anima a seguir su ejemplo y a ser una Iglesia en salida, una Iglesia que se deja sorprender por el Espíritu Santo, una Iglesia que se hace cercana y misericordiosa, una Iglesia que anuncia con alegría el evangelio de la salvación. Que san Ignacio interceda por nosotros y nos ayude a responder con generosidad al llamado de Dios. Amén.

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