Buen Vino. Reflexión para el Domingo 16 de Enero 2022

Buen Vino

No tenemos cultura de vino, en la época de Jesús beber vino era muy común. No existían neveras, así que las frutas del viñedo debían ser conservadas de alguna manera. El proceso de almacenamiento del jugo de la uva produce procesos químicos que hacen que el azúcar se convierta en alcohol y a su vez este alcohol protege contra el deterioro, disminuye las bacterias y microorganismos dañinos. Una forma de conservación del esfuerzo de la jornada que luego puede ser almacenada y añejada por años. 

Un proceso de transformación que necesita tiempo, hay que esperar para que la reacción química pueda surtir efecto. Transformación que genera presión puesto que la molécula de glucosa libera Dióxido de Carbono al ser procesada, los recipientes pueden estallar. 

En el Evangelio del Domingo escucharemos el primer milagro de Jesús, en las bodas de Caná Jesús transforma el agua en vino. Parece algo banal, pero el milagro es un verdadero imposible. Ese es el inicio de la actividad apostólica de Jesús que no deja de ser un relato lleno de simbolismo. 

La fermentación ocurre gracias a microorganismos, al parecer levadura que ya se encuentra en el fruto y que cobra una actividad al almacenarse el mosto. Son miles y miles de pequeños microorganismos que están allí activando procesos transformadores del azúcar en alcohol. Un valor agregado agradable al paladar. 

El Vino fue una figura poética, porque en el Antiguo Testamento con la Vid (planta de la uva) se representaba al pueblo de Israel. Jesús es capaz de transformar el agua insípida en vino de alto valor. También es capaz de lograr la transformación de los pueblos. 

Hoy nuestra Patria Venezuela necesita una verdadera transformación. Pareciera una sociedad insípida ante tanto sufrimiento y desamor. Hoy nos damos cuenta de que nos hemos quedado sin vino, sin la esperanza de un cambio transformador. Jesús en otras oportunidades nos explica que el Reino de los Cielos es como la Levadura en medio de la Masa, o como la sal que se diluye. No es otra cosa que pequeñas acciones que cobran potencia al ser masificadas, nuestro reto es activar las levaduras sociales que son cada uno de los cristianos y ciudadanos de buena voluntad. Venezuela necesita que miremos a Jesús con la confianza de que todas nuestras pequeñas acciones pueden transformar nuestra sociedad en un mundo mejor. Dios puede transformar el agua en vino. 

Padre José Luis Toro

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    4 Comentarios

  1. Elio Morillo dice:

    Verdaderamente, Padre José Luis, es una interesante descripción que usted hace del comportamiento químico del mosto hasta convertirse en deleitoso vino. Diría: una verdadera metáfora con lo que ocurre en el cristiano cuando la semilla del Evangelio cae en terreno fértil. Hace su efecto similar a su descripción.
    Gracias por esa buena reflexión. Un abrazo en el amor de nuestro Señor Jesucristo-

  2. Alejandro Oro Martínez dice:

    Nuestras oraciones por Usted y por todos los queridos hermanos de Venezuela. Un fuerte abrazo con cariño desde Ciudad de México.

    1. Muchas Gracias alejandro. Bendiciones.

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